jueves, 18 de noviembre de 2010

Textos sobre la entrevista

Algunos textos sobre el género


Opinión de una periodista sobre su oficio

La entrevista, género esencial para la vida del periodismo: Ana Cruz



Ex directora de Hoy en la cultura de Canal 11, productora independiente de Canal 22 y profesora de la Universidad Iberoamericana.

Confieso que me apasiona el reportaje de investigación, de actualidad o histórico; que soy una fanática de la buena crónica, que admiro a los articulistas de fondo cuando son agudos e inteligentes, y que leo con toda atención a los columnistas y editorialistas de los diarios mexicanos que merecen ser leídos. Tanto en prensa escrita como en televisión y radio, he ejercido el periodismo principalmente en los géneros del reportaje, la crónica documental y la entrevista, que son territorios muy afines y complementarios.

El buen reportero se sirve de la entrevista como instrumento, aunque su producto final no sea el diálogo con el entrevistado, sino el reportaje. De la misma manera, la base de un documental es la investigación periodística donde la entrevista de fuentes directas es indispensable.

Considero que la entrevista es la esencia del periodismo y de la comunicación humana. Por lo tanto, un periodista profesional debe conocer y dominar las técnicas de la entrevista tanto como el arte de conversar, pero sobre todo de escuchar y observar, artes que no todos los entrevistadores cultivan.

Manuel Buendía, quien fuera mi primer jefe y además maestro, no en el aula sino en el trabajo, solía decirnos antes de salir a entrevistar a algún científico, porque en aquel entonces él era Director de Comunicación del CONACYT: "El buen entrevistador es el que sabe abrir mucho los ojos y los oídos y abre poco la boca". Desde luego, estoy absolutamente de acuerdo con ese principio y trato de respetarlo en toda ocasión porque, si no, el riesgo es pasar de entrevistadora a entrevistada.

Un encuentro

Ahora bien, cuando uno piensa en la entrevista como sinónimo de conversar, puede caerse en el error de creer que conversar es una actividad muy fácil que hacemos todos los días a todas horas y que hemos aprendido a desarrollar desde los primeros años de nuestra vida. Nada más falso que esa afirmación. Conversar y entrevistar son ejercicios de un alto grado de dificultad, considerados como una especialidad que se consigue sólo con rigor y disciplina y que, como todas las artes, exige estudio, vocación y pasión.

Hablar con un amigo o un desconocido no quiere decir conversar, de la misma manera que aplicar un cuestionario o bombardear a alguien con preguntas no significa hacer una entrevista.

¿Qué es entonces una entrevista?

Para mí, una entrevista significa siempre un encuentro de miradas, acuerdos no explícitos, intenciones, sintonías, química, vibras. Un encuentro de espíritus como decían los griegos, o de almas como escribió Julio Cortázar.

¿Cómo lograr una buena entrevista? ¿Cuál es el secreto de un buen entrevistador?

La verdad es que no existe la receta perfecta ni la fórmula infalible, pero he aquí algunas consideraciones prácticas de lo que no se debe hacer en una entrevista.

1) Pensar que el entrevistado es el enemigo y desde la primera pregunta tirarse a matar.

2) Creerse más listo o conocedor que el entrevistado y hacérselo sentir o demostrárselo en cada pregunta.

3) Dejárselo todo al feeling o la improvisación. La intuición y la capacidad de improvisar son muy valiosas, pero son inútiles cuando el reportero carece de la preparación para realizar un trabajo profesional y serio.

4) Ser imprudente y entrometido, por considerar que así se es agudo e incisivo. Cuántas veces no hemos visto a reporteros preguntarle a una madre en vivo y a todo color: "¿qué siente al ver morir a su hijo?" o a una esposa interrogarla acerca de la amante de su marido

5) Ignorar que existe la ética, la sensibilidad y el sentido común (que a veces es el sentido menos común). La libertad implica una enorme responsabilidad y esto es lo que constituye la ética periodística: la conciencia y convicción de que nuestros actos deben regirse por valores éticos, sociales y humanos antes que por oportunismo comercial, político o cualquier otro.

Además de tomar en cuenta estas sencillas recomendaciones para lograr una buena entrevista, lo primero que hay que saber es: ¿qué buscamos a través de la entrevista? Es obvio que información, pero ¿de qué tipo?, ¿cuánta?, ¿hasta dónde?, ¿sobre quién o qué, con qué intención?

Lo segundo es prepararse –ya sea que se trate de una entrevista para prensa escrita, radio o televisión, de opinión, informativa o de semblanza–, estudiar el tema, la trayectoria del entrevistado, el terreno en el que nos moveremos, escribir un cuestionario guía, empaparnos del contexto social, político e histórico del personaje o del hecho en cuestión y lanzarse a la aventura, sin prejuicios.

En cuanto a la técnica empleada en mis entrevistas –algunas de las cuales se publican en el libro Testigos de nuestro tiempo, editado por el FCE–, éstas incluyen las tres fases que comprende todo encuentro: antes, durante y después. Antes de la entrevista, trato de conocer a los protagonistas de mi trabajo.

Leo sus libros, observo su obra plástica, escucho sus composiciones o interpretaciones, miro las películas o las puestas en escena en las que participan. En pocas palabras: me intereso por todo lo que constituye su vida y obra. Prefiero no leer entrevistas realizadas a ese creador para no sentirme influenciada por otro colega.

Al mismo tiempo de familiarizarme con la obra, estudio detalladamente su currículo, sus antecedentes, las escuelas a las que asistió, sus compañeros de generación, los lugares en donde ha vivido, los maestros que lo han influenciado, los trabajos que admira, sus amigos...

Procuro buscar que la entrevista se lleve a cabo en el contexto de trabajo o en su casa porque, así, puedo ver al personaje en su propio ambiente, facilitar su confianza y al mismo tiempo conocer sus espacios vitales o laborales que nos ofrecen una información muy valiosa. Me parece de extraordinaria importancia visitar el entorno cotidiano del personaje, ya que éste es capaz de mostrarnos rasgos íntimos de su personalidad que a veces no se obtienen a través de la entrevista.

Muy a menudo, con sólo la observación minuciosa, podemos descubrir obsesiones, gustos, temperamentos, fobias, pasiones y secretos.

La parte más difícil es sin duda el inicio. En todo momento es indispensable ser claro, directo y preciso. No hay nada más fastidioso que un entrevistador rebuscado, que utilice un lenguaje poético o simbólico para preguntar algo muy sencillo y práctico o que sea ambiguo en sus preguntas.

Sobra decir que la seguridad y el aplomo son armas indispensables para colocarse al mismo nivel que el entrevistado y observar dos principios fundamentales: no interrumpir y no dejar que se abran silencios que pueden resultar abismos infranqueables. Ser cálido y cordial, no significa cometer abuso de confianza o intimidar más allá de lo permitido.

Durante la entrevista, me concentro en las preguntas tanto como en las respuestas. Exploro sobre los motivos de ciertas decisiones, las causas más que los efectos, los impulsos interiores que provocan actitudes exteriores. Es imperdonable repetirme o agotar el tema antes del tiempo disponible. La última pregunta, tanto como la primera, debe ser significativa, original, personal, ingeniosa, capaz de permitir al entrevistado lucirse y sentir que es él quien cierra la faena.

La confección

La etapa final de la entrevista, que consiste en redactarla, editarla o complementarla con textos para radio y televisión, es una parte fundamental del trabajo periodístico que hago personalmente. Hay quienes afirman que la entrevista debe escribirse inmediatamente después de llevarse a cabo, porque permite que la memoria esté fresca, la emoción esté a flor de piel y el interés se conserve muy vivo. Según el maestro Vicente Leñero, si se deja pasar mucho tiempo, la entrevista se enfría, pierde vigor. Coincido con él en cuanto a la temperatura del material periodístico, pero a veces prefiero distanciarme de los personajes antes de escribir mis impresiones sobre ellos (suelo sobrecalentarme).

Por ello, me es sano dejar pasar uno o dos días cuando estoy demasiado impactada por el artista o por la obra de alguno de ellos. Temo que la emoción pueda alterar la objetividad de sus declaraciones o la imparcialidad de mis opiniones. La admiración, aunque auténtica y genuina, puede parecer empalagosa y servil cuando el periodista permite que aflore demasiado. Sin embargo, creo que esto es una parte del trabajo periodístico que cada quien debe descubrir en uno mismo: el impulso puede ser más intenso y eficaz cuando la experiencia está muy reciente, pero puede madurar y enriquecerse con el tiempo, si uno permite que la serenidad esté presente al escribir.

Todos los periodistas sabemos también que sin la presión que se vive en un diario, una estación de radio o televisión es imposible trabajar a gusto. Es como la gasolina que nos permite seguir funcionando. Ciertamente muchas de las mejores planas y los mejores momentos de la radio y la televisión, se han producido bajo la presión del tiempo, ese elemento que más que torturarnos resulta un estímulo para los periodistas.

Cuando emprendí la aventura de escribir un libro de entrevistas, tomadas de las grabaciones originales de televisión, el reto me pareció magnífico, pero nunca imaginé que resultara tan rico y revelador. A pesar de las similitudes de los medios, la experiencia resultó absolutamente diferente. Entre el periodismo televisivo y el escrito, descubrí más diferencias que simpatías. Un libro, además, no es un periódico que se lee y tira: es un producto que se guarda, se lee y se relee en distintos momentos o se consulta de vez en cuando.

La relación con el público también es muy diferente. La tele es seductora pero efímera. El material de hoy, una vez trasmitido, ya es muy viejo y se convierte al instante en material de archivo. El público habla para felicitar o reclamar el mismo día de la emisión o al día siguiente. Después se le olvida lo que escuchó o vio. El lector en cambio, es un público que desarrolla su simpatía y rechazo por el autor conforme recorre las páginas del libro y una vez que ha acabado de leerlo sabe que ese texto le dice o le provoca algo. Eso es una experiencia única.

Más allá del ámbito profesional, considero a la entrevista el género esencial de la vida. Más que un instrumento de trabajo, es como un pasaporte que me permite viajar a destinos insospechados, hacer escalas en territorios fantásticos, llegar a los confines de lo increíble, asomarme a los espejos del misterio y visitar el otro lado de la luna.

Cómo reportear y no naufragar en el intento

Luis Velázquez


Periodista de El Sur de Veracruz y profesor de la Universidad Veracruzana

1. En la búsqueda de la información, el reportero podrá observar tres pasos: antes de la entrevista, durante la entrevista y después de la entrevista.

Antes de la entrevista.

2. El periodista no tan sólo se representa a sí mismo, sino esencialmente al medio de información. Debe actuar como un profesional y tratar a los demás como lo que es, un profesional de la noticia. Su presentación será adecuada, digna, decorosa.

3. Será puntual en sus citas: respetará el tiempo de los entrevistados para que, de igual modo, también su tiempo sea respetado.

4. En todo momento tendrá listos sus instrumentos de trabajo: libreta de apuntes, lapicero, lápiz, grabadora (si usa), pasaporte, archivo periodístico, amplia información sobre el entrevistado, bibliografía del tema, lectura diaria de periódicos, documentación sobre los asuntos a trabajar, lectura vigente de libros, credencial.

5. En su trayectoria profesional, el reportero integra un archivo de los temas de su interés, procurando que siempre esté actualizado y bien documentado. De esta manera, el archivo es un coadyuvante decisivo, no tan sólo a la hora de reportear, sino de escribir.

6. El periódico profesional también tendrá un archivo, una hemeroteca, una biblioteca. Allí, el reportero se documentará sobre su trabajo, consultando los textos periodísticos publicados con anterioridad sobre el tema de su orden informativa.

7. Hubo un tiempo en que el reportero era considerado un todólogo: sabía de todo. Pero las épocas han cambiado y ahora los medios se disputan a un reportero especializado. Procure especializarse y le abrirá más oportunidades.

8. Una vez recibida su orden, deberá informarse y documentarse sobre el hecho y el entrevistado: quién es y cuál ha sido su trayectoria pública, influencia en la vida comunitaria, valores, intereses, pensamiento, formación, carácter, temperamento, manera de ser. De lo contrario, pasará como un neófito en la materia y evidenciará la calidad del periódico. Un reportero que conoce el tema general, da la impresión de respeto (no temor) y confianza.

9. Prepare una serie de preguntas sobre el tema para que, de este modo, sepa con claridad hacia donde va y qué declaraciones quiere lograr del entrevistado.

10. Jamás ocultará su identidad. Puede interpretarse como un engaño y/o una estafa.

11. Procurará estar permanentemente informado. La televisión y la radio, por su inmediatez, son una feroz competencia para el reportero.

12. Estar dispuesto a tratar al entrevistado como un ser humano, y no como una persona cuestionada. El periodista está obligado a respetar la dignidad de los otros.

13. Mil veces será preferible el uso de la libreta de apuntes a la grabadora. La libreta origina que el reportero ejerza su capacidad nemotécnica, pura iniciativa reporteril y permanezca atento, en tanto, la grabadora aniquila la voluntad del reportero. Y además, se trabaja doble.

14. En una entrevista callejera, para salir del paso, al ahí se va, la grabadora puede resultar inevitable, pero no necesaria.

15. El reportero está obligado a conocer la idiosincrasia del entrevistado. Existen personas que rehúsan hablar frente a la grabadora, se cohíben o, simplemente, evaden comprometerse y/o tienen experiencias desagradables.
16. Si se trata de una entrevista polémica y controvertida, con un tema ríspido, la grabadora es útil, porque capta el testimonio verbal del hecho noticioso. Si el entrevistado autoriza la presencia de la grabadora, doblemente mejor.

17. En otros casos, resulta saludable utilizar libreta de apuntes y grabadora al mismo tiempo: un detalle que escape al reportero, un punto de vista, el énfasis en un tema, es captado por la grabadora.

18. En una conferencia de prensa, la versión estenográfica es más fecunda y provechosa. Podrá la oficina de prensa alterar la versión, pero en la libreta de apuntes quedarán registrados los datos de interés para el medio informativo.

19. Queda en la moral de cada reportero utilizar grabadora de manera clandestina.


La entrevista, un género que corta

Ana Inés Larre Borges
Brecha, octubre del 2000

Un hombre (o mujer) micrófono en mano interroga a otro (u otra) que aparenta tener algo que decir. No, no alarmarse, no se trata de un informativo nacional. Puede tratarse de una buena entrevista. Y de la promesa de un descubrimiento.

Tan habitual como práctica, que hace olvidar que se trata de algo artificioso, la entrevista es un género. Su frecuente ejercicio le da un engañoso efecto de naturalidad, hace pasar inadvertidas todas sus convenciones y reglas y borra la evolución que ha sufrido a través del tiempo -en un pasado no muy lejano la alternancia de preguntas y respuestas casi no existía; el formato, dependiente de una memoria sin grabador y de la velocidad de la pluma, era otro.

Menos conscientes somos aun de que en puridad la entrevista es también una ficción. Dos individuos fingen un diálogo, porque aunque no haya un guión establecido hay otras maneras del fingimiento. Veamos. Todo diálogo supone una presencia y se vive en un presente, éste, sin embargo, está diseñado para el futuro. Está, como la poesía, cargado de futuro, sabe que su destino está en otra parte. A diferencia del halo igualitario que la palabra diálogo ha adquirido, este no es tampoco un diálogo democrático. Se parte de la conciencia de que uno de los interlocutores es privilegiado. Es quien amerita ser interrogado y sus méritos son previos al momento de la entrevista. En los peores casos algo extraordinario le sucedió, en los mejores -esta es la regla para artistas y escritores-, algo extraordinario ha realizado. El otro dialogante es apenas una herramienta, un intermediario.

Tan evidente es la superioridad tácita del entrevistado sobre el entrevistador que éste "debe" conocer todo o casi todo sobre el entrevistado. Cuando no es así, difícilmente los resultados serán buenos. La ética de la entrevista exige ese conocimiento asimétrico. El entrevistado ni siquiera está obligado según esta extraña versión de la ética y la etiqueta, a simular el mínimo interés por la persona que lo entrevista. El diálogo puede llegar a su fin sin que el entrevistado sepa el nombre de su entrevistador, aunque con total indiscreción le pregunte sin preámbulos para quién trabaja.

En la serie de entrevistas a escritores que acaba de distribuir en video la editorial Trecho y que motiva estas reflexiones, Julio Cortázar hace explícito su reconocimiento a la información que su entrevistador tiene de su vida y obra. Cortázar recuerda situaciones penosas en que el entrevistador era arcano en la materia -él mismo-, y todo se transformaba -para él que era buena gente- en un trámite humanitario, en una acción caritativa.

En otro sentido, sin embargo, podría admitirse que quien ostenta un poder mayor es el entrevistador. El es quien tiene la prerrogativa de preguntar, él decide los temas y el discurrir de la conversación. Puede impugnar a su entrevistado, puede provocarlo, ponerlo en situaciones difíciles. La entrevista ampara estas malas maneras. Quien acepta una entrevista tácitamente acepta estas reglas, que acaso rechazaría en un diálogo privado. "No hay preguntas impertinentes, sólo respuestas impertinentes", es el poco caritativo lema que todos aceptan.

Si la entrevista fuese un diálogo democrático, ya no sería una entrevista; sería una conversación. Así se titulan -conversaciones o diálogos- aquellos encuentros de, por ejemplo, dos escritores. No es habitual que dos pesos pesados dispongan de su agenda para realizar algo así. Además, ¿a quién le correspondería tomar la iniciativa? A menos que fuesen amigos, el tomar la iniciativa ya coloca al proponente en un escalón más bajo, lo convierte en algo así como "un entrevistador". Por eso es que estos diálogos incluyen un tercer miembro. Este sujeto es, en el 99,9 por ciento de las veces, responsable de la feliz reunión. El tuvo la idea, el tomó la iniciativa y, como un buen manager, las providencias.

Durante el transcurso del diálogo es quien propone los temas, cuida el equilibrio de intereses y de participación. Es un árbitro. Paga su protagonismo ancilar con una tarea de esclavo: él será quien, finalmente, si logra la ansiada meta de convertir todo ese complejo trámite en un libro, tendrá que desgrabar. En ocasiones se desquita y es él quien cobra los derechos de autor.

El tercero incluido. Pero el artificio de la entrevista no se agota en este desequilibrio deliberado de quienes dialogan. A diferencia de la confesión o del diálogo amoroso, en la entrevista siempre hay un tercero invisible pero imprescindible: el público, el lector, el escucha, el televidente.

Es un fantasma poderoso porque desde la ausencia determina muchas más cosas de las sospechables. Sin él, la entrevista sería algo así como un acto de insania. O de gratuidad. Dos individuos que no son amigos, que a veces ni siquiera se conocen, se someten voluntariamente a un diálogo donde cualquier pregunta es consentida. Mientras conversan con aparente tranquilidad, un extraño parásito los habita.

La presencia virtual del público frecuentemente es responsable de esos desdoblamientos por los que el entrevistador siente una voz que le advierte que el otro se va de tema, que desperdicia el tiempo o que no lo ha entendido, mientras el entrevistado puede en cambio preocuparse porque quiere dejar claras algunas cosas, o reprimir su fastidio porque las preguntas son vulgares o incómodas. También puede optar por no reprimirlo, y entonces si es en televisión o radio habrá circo, si es en prensa será sigilosamente editada o botada sin más.

Todas esas molestias ocurren porque, en verdad, estos actores no hablan entre ellos, hablan para otros.

En una entrevista televisiva, la incidencia del tercero incluido aumenta. A diferencia de la entrevista escrita, que es mediata, la televisiva es mediática, y por lo tanto inmediata. Por eso el espectador es aludido (algo cómicamente se señala a la cámara, al aire que hay entre la cámara y los protagonistas; a veces, más cómicamente aun se apelará al espectador, en una pirueta que busca separarlo de la virtualidad masificadora del medio). En otras ocasiones se lo corteja, se le agradece o se lo sindica como legítimo responsable de que el programa exista.

Sólo se llega a estos grados de obsecuencia con un desconocido porque él es el verdadero destinatario y tiene sus derechos. El más elemental es el de la cortesía de los dialogantes. Esta cortesía, sin embargo, nada tiene que ver con la buena educación, por el contrario, entre las entrevistas más exitosas descuellan las que incluyen alguna forma de desacato, sea éste del entrevistado o del entrevistador. Bukowski hizo estragos de popularidad presentándose borracho en el programa Apostrophe de la televisión francesa. Barbara Walters, la exitosa periodista estadounidense, ganó prestigio al hacerle una pregunta no convenida a Liz Taylor.

"Eso no estaba convenido que lo fuésemos a hablar", dijo desconcertada la víctima. "Por eso mismo se lo formulo", respondió la periodista sabiendo que el tercero incluido festejaría su traición. Pero hay otra forma de cortesía que el lector o espectador exige. Quiere que hablen con claridad, que respeten sus expectativas (aun la de adivinar aquellas que no sabe que tiene pero que infaliblemente es capaz de reconocer). Si emplean un lenguaje que él no domina, rechazará la entrevista. Si se les ocurre -pongamos- dialogar ante un público uruguayo en quechua o en ruso, pero también si se comunican en una jerga de especialistas, o con sobreentendidos de amigotes. A nadie le gusta que lo dejen fuera. Hay cuotas para esas licencias, puede ser muy simpático -pongamos otra vez- que Roa Bastos recite unos versos en guaraní. Pero que sean pocos.

El lector o espectador de entrevistas no es, sin embargo, un dictador o un sádico. Más bien es complaciente. Está dispuesto a ser generoso y agradecido. Perdonará con gusto la horrorosa sintaxis y pronunciación de un extranjero si éste hace el esfuerzo por hablar su idioma. En general está dispuesto a que lo seduzcan. Chico fácil. Es como muchos de mis amigos que cuando van al teatro -y aun más increíblemente cuando van a oír a algún intelectual que admiran por los libros serios que ha escrito- van provistos de una oportuna risa fácil. Se ríen de los chistes más malos, como no se ríen de los muy buenos que reciben en una situación más doméstica.

El lector o espectador de entrevistas es un buen tipo. Lo único que no perdona es que lo humillen. Por eso es que no tolerará que se use un código que él no domina. No le falta razón. Si de sufrir se trata, estaría leyendo un libro con la concentración requerida.

Al leer un libro, un ensayo, el esfuerzo es espectable, cuando se lee o se escucha una entrevista, en cambio, se tiene el derecho a la pereza. El destinatario querrá compartir algo, disfrutarlo, y entender todo. Con la levedad que decía Calvino. El entrevistador inteligente deberá consecuentemente manejar bien el arte de la didáctica. Se sabe: la didáctica eficaz es sutil, artera, enseña sin decir que enseña.

El difícil equilibrio entre informar delicadamente al tercero incluido y perpetrar cosas obvias es un arte. También son parte de esa cortesía conductas más elementales. Entrevistado y entrevistador no hablarán al mismo tiempo, no se interrumpirán, no dejarán frases por la mitad, y cada pregunta deberá tener su respuesta... En breve, no cometerán todos los vitales descuidos que cometemos cuando conversamos.

Programas anchos y ajenos. Hace unos pocos números BRECHA recomendaba en pocas líneas la colección de entrevistas a escritores (aunque Dalí también se colaba) que editadas en video reproducen las realizadas en A fondo, un programa de la televisión española a cargo del periodista Joaquín Soler Serrano.

Muchos en Uruguay conocen por experiencia o por mentas el famoso programa Apostrophe de Francia, el éxito del club del libro de Oprah Winfrey en Estados Unidos o, por cable, el que en Chile realiza Antonio Skármeta y en Madrid hace o hacía Sánchez Dragó. En Uruguay, donde existe un respetable porcentaje de gente que lee, aún falta ese espacio. El canal de la Intendencia (24) ha producido una serie de cortos sobre escritores que difunde autores nacionales, ha producido largas entrevistas a personalidades entre las que incluye a escritores, pero falta aún la cita a un programa de libros, donde se hable sin prisas, donde el autor de un libro interesante o polémico no tenga que esperar décadas hasta convertirse en "personaje" para acceder a una entrevista larga.

Se sabe que Paco Espínola dio, con éxito, pausadas charlas sobre la literatura en la prehistoria del canal oficial. Pero el imperio de la imagen de este posmoderno mundo parece creer que al mediático espectador hay que ilustrarle las palabras, dorarle la píldora, pasarle gato por liebre. Joaquín Soler, no sé si por sabiduría o por feliz escasez de medios, intuye sin equivocarse que en un escritor lo que importa es lo que dice y cómo lo dice, y aplica una estética espartana, de cámara y diálogo, que rinde. En Uruguay, donde algunos programas de la televisión abierta dan un espacio a los libros, nadie se ha animado todavía a probar, con imaginación, un espacio independiente.

Esa falta a la actualidad será luego un atentado a la memoria. Los videos que en los años setenta y ochenta se trasmitieron por la televisión española hoy han devenido documento. Y monumento. Sentimos tan cercanos a Borges, a Cortázar, a Onetti, a Rulfo, que olvidamos que ya están tan muertos como los personajes de Pedro Páramo, pero que como ellos pueden todavía hablarnos de cosas que nos importan. Se dirá que para eso están sus libros, pero esta presencia viva que no los sustituye, tampoco puede ser sustituida por ellos. Es una experiencia diferente.

Es verlos. Conocerlos. Y desde el punto de vista de la producción es también asegurar la variación porque, como demuestra esta serie en videos, ninguna entrevista será igual a las otras. El género propicia lo imprevisto, los escritores confirman que el estilo no se recluye en las palabras.

Dime cómo respondes... y te disfrutaré de todos modos. Borges amaba las entrevistas, "el arte olvidado de la conversación", decía él. Bioy Casares decía detestarlas. En una antológica entrevista que María Ester Gilio supo hacerle, el diálogo terminaba así: "¿Y qué otra cosa lo diferencia de Borges?". "En que a él -contestaba Bioy- le gustan las entrevistas y a mí no." Perfecto final de juego. La creatividad de un entrevistador también está en esas decisiones. Y en la sabiduría de sacrificar su personaje por una buena frase de su entrevistado.

Cada escritor, entonces, pone su tono. En estas recientemente distribuidas, vemos que Borges, aparentemente tan dócil (¿quién no lo entrevistó?) se apropia de la entrevista y la convierte siempre en una conversación. Es el más cercano al diálogo festivo entre amigos. Quizás porque siguió siendo un vanguardista irredento. A pesar de la cortesía que le impusieron los años, hay algo de chico travieso en sus respuestas... Y como buen vanguardista es el que más cuestiona el género que le imponen. Quiebra las reglas de la entrevista todo el tiempo.

Se va por las ramas, se detiene en una palabra, y se niega a adaptar el contenido al público virtual. Es así que lo vemos recordar autores rioplatenses de segundo o tercer orden frente a un público español. Quizás su ceguera ayude a ese olvido, aunque más probablemente todo se deba a que sabe que es vano abarcar el universo, ni siquiera en un libro, menos en una conversación. Borges hace un happening de la entrevista.

La entrevista a Cortázar seduce. Su eficacia no proviene sólo de su inteligencia sino de su actitud. Cortázar parece dispuesto a dejarse psicoanalizar. No deja de responder a ninguna pregunta, aun las más íntimas y tiene, además, una teoría para cada cosa que vivió, para cada línea que escribió.

Es su lado irredimiblemente porteño, ese delirio brillante por la teoría. Y, sin embargo, hay algo en que es saludablemente indócil. La entrevista es para él algo más que promoción personal, una oportunidad para defender ciertas cosas que importan.

Sin hacerlo explícito contrarresta el efecto tranquilizador -que es una amenaza particular del género- con declaraciones políticas y causas que quiere defender. Eduardo Galeano, que no está en esta serie, comparte esa actitud. Cuando el escritor es, al contrario, un retraído, un hosco como lo era Onetti, la entrevista es menos informativa, pero no menos elocuente. Es conmovedor ver a Rulfo, tan silencioso, tan amable, tan parco.

Debió hacer sufrir a su entrevistador. Muchas veces, después de una larga pregunta, se limita a decir una palabra de asentimiento. "Ecole", repite extrañamente. "Y, Rulfo, qué le parece los 400 mil ejemplares que vendió su novela." "Sí, eso ha sucedido con esa novela", responde, y queda callado. Estas, más la de Dalí, son las entrevistas de la serie que he podido mirar.

Se sabe que, aunque no ha llegado, hay en la lista una a Onetti. Me he dado cuenta de que, si había leído muchas entrevistas a estos y otros monstruos de la literatura latinoamericana, apenas había visto algunas.

Descubrí que los rostros de los escritores, la boca torcida de Rulfo, la erre protagónica de Cortázar, la sonrisa que sólo puede tener un ciego de Borges, me hablaban desde otro código y me decían otras cosas. Mucho se ha hablado del fomento de la lectura, pocas maneras conozco que puedan resultar tan eficaces. Quizás porque son en sí mismas una experiencia de lectura.

martes, 26 de octubre de 2010

La entrevista radiofónica y la televisiva

La entrevista radiofónica, tipos y forma de realización


La radio es el medio por el que corre la información con mayor velocidad, en algunos casos aún más rápido que en televisión. Porque muchas entrevistas se resuelven vía telefónica, cosa que en la televisión es imposible, simplemente porque se necesita la imagen, aunque se puede poner en la pantalla una imagen de archivo, ya seleccionada con anterioridad.

Las entrevistas en este medio son casi siempre breves. No hay tiempo para rodeos. Por ejemplo se tiene a un secretario de estado esperando en la línea de teléfono, listo para salir al aire, entre que termina una reunión de gabinete y antes de salir de viaje en una gira presidencial.

El periodista no debe perder tiempo en introducciones extensas o en ablandamientos de la conversación, porque, además en apenas 10 minutos llegarán los comerciales o el flash de noticias, pautas que no se pueden ignorar.

Habrá que ir derecho al tema, eso que ha salido en la primera plana de los diarios del día, el escándalo político del momento. Entonces el secretario de estado comenzará a hablar al respecto. Se puede ser más breve aún, sin temor a resultar chocante. El funcionario sabe que se hablará del tema ya que, si una denuncia grave en el sector a su cargo está en la primera plana de los periódicos, por qué otra cosa iba a llamar. Así que está en libertad de ir derecho al punto en cuestión. Y el ministro arrancará con sus declaraciones.

El Clima en la radio

La radio tiene un detalle particular, como varias entrevistas se realizan por teléfono, en la mayoría de los casos uno dialoga con una persona a la que no le ve la cara. Eso tiene pros y contras.

Por un lado, esta la libertad de hacer anotaciones sobre las declaraciones del entrevistado, rescatar palabras sobresalientes, conceptos sobre lo que se quiere preguntar, y eso está muy bien, porque es algo que no puede hacerse si está el entrevistado delante del periodista. En este caso siempre es mejor el entrevistado delante del periodista. En este caso siempre es mejor mirarlo a los ojos, conseguir una comunicación profunda con él.

Por otro lado, al no tener al personaje enfrente, no se ven cuáles son las reacciones que éste va adoptando ante las preguntas y comentarios, no pueden verse sus gestos, que en ocasiones sirven de guía para saber hasta dónde llegar con las presiones y las preguntas duras.

Son menos usuales las discusiones cuando el entrevistado está presente en el estudio, porque la educación que se tiene impide confrontar tan claramente con alguien que está delante. En cambio, la ausencia física del entrevistado facilita la tarea de continuar hurgando en temas polémicos. Además, no hay que olvidar que ese es trabajo del periodista, eso es lo que espera la audiencia, para eso paga la emisora.

Hay otro asunto que debe tenerse en cuenta en la entrevista radial, las constantes interrupciones en el caso de que nuestra charla se extienda por más de 10 o 15 minutos. Las programaciones modernas tienen establecida determinada cantidad de comerciales por ahora, distribuidos a lo largo de los 60 minutos, y esto es más o menos inamovible.

Los anunciantes pagan para que sus marcas o productos sean promocionados con una frecuencia específica y, si no es respetada esa periodicidad, existe el riesgo de perder a los patrocinadores que son, en definitiva, quienes mantienen el programa en el aire. A eso hay que sumarle las cápsulas o separadores, la propaganda de los otros programas de la emisora y, en algunos casos, también música. Pero eso no es todo. En la mayoría de las emisoras importantes existe un sistema informativo que tiene “cortes” de noticias cada hora.

La entrevista es de los géneros periodísticos que más adaptabilidad tiene a la radio y a las características específicas del medio. Es una de las fórmulas más ágiles para dar a conocer una información o para profundizar en el conocimiento de los hechos y sus consecuencias, así como para acercarse a la personalidad de los protagonistas de las “historias”.

La entrevista, en todos sus tipos y modelos es formalmente un diálogo que representa una de las fórmulas más atractivas de la comunicación humana. Se produce una interacción mutua entre el entrevistado y el entrevistador, fruto del diálogo. Esta interacción ejerce un efecto de aproximación al oyente que se siente incluido en el clima coloquial pese a no poder participar.

Del flujo comunicativo interpersonal que se desprende del diálogo entre el entrevistador y el entrevistado, unidos conceptualmente en el papel de emisor, se desprende una doble comunicación unidireccional o mejor dicho una distribución de informaciones hacia el receptor.

Tipos de entrevista

Los elementos generales hasta ahora tratados influyen en la realización de todos los tipos de entrevistas. Podemos establecer un primer nivel de diferenciación en las entrevistas radiofónicas según sea su emisión en directo o en diferido. Este nivel representa la primera diferencia fundamental entre la entrevista radiofónica y la de la prensa.

La entrevista en directo: Es la más difícil de ejecutar pero la más agradecida por el oyente y la más rica en matices. En este tipo la preparación es aún más importante que en las demás al no haber ninguna posibilidad de rectificación. El control del ritmo interno y de las frecuencias expresivas, así como el control del tiempo, son los rasgos a tener presentes por el entrevistador, para que el resultado sea exitoso.

La entrevista en diferido: Ofrece la posibilidad del montaje antes de la emisión con lo que siempre es posible controlar su duración y pulir pequeños errores, así como modificar el orden de las preguntas y respuestas a favor de un desarrollo más lógico. Con el montaje se puede asimismo hacer más ágil la entrevista, pues casi todas las respuestas podrán ser acortadas.

La mayoría de respuestas de una entrevista tienen dos fases diferentes. Primero una fase expositiva y después una fase redundante. En la fase expositiva el entrevistado ofrece de forma espontánea y generalmente desordenada todos los datos que dan respuesta a la pregunta. En la fase redundante se ofrece la misma información pero más elaborada literariamente.

En el montaje podemos eliminar una de las dos partes de la respuesta, sin que ello disminuya la cantidad de datos ofrecidos al público. Con esta sencilla operación la entrevista suele ganar en claridad y en agilidad. Además se economiza tiempo, lo cual siempre es una ventaja en radio. Por otra parte, el montaje también permite modificar las preguntas que hubieran resultado farragosas y que puedan resultar un “ruido” en el flujo comunicativo de la entrevista.

No todos son ventajas para el montaje. Su principal inconveniente es el tiempo que requiere efectuarlo perfectamente, y el tiempo está reñido con la rapidez que debe caracterizar a la acción informativa en la radio. Por esto hay que hacer un esfuerzo para que las entrevistas grabadas o diferidas puedan estar en condiciones de ser emitidas sin ningún retoque.

Un segundo nivel de diferenciación nos permite dividir las entrevistas en dos grandes tipos: La entrevista de carácter y la entrevista noticiosa.

La entrevista de carácter: Tiene como eje la personalidad del entrevistado. Sus respuestas importan más porque las da él, que por sí mismas. En las respuestas, además de la información aparente, encontraremos la clave para conocer su personalidad ya que “a través de la fidelidad expresiva, de su espontaneidad, se penetra en las zonas profundas de la gente que nos rodea.

La entrevista de carácter se inicia con una presentación breve del personaje, en el que se destacarán el o los aspectos del entrevistado que resulten más atractivos para el oyente con la finalidad de captar su atención. A partir de ahí las preguntas deben sucederse lógicamente, y en cada respuesta debemos conseguir más datos para que el oyente pueda construir su retrato. A lo largo de la entrevista debe repetirse con asiduidad el nombre del entrevistado tanto para identificarlo como para presentárselo a aquellas personas que se van incorporando a la emisión.

Para concluir también se repetirá el nombre y podrá optarse entre resumir los aspectos fundamentales de su personalidad según se haya desprendido de la entrevista, o resaltar el aspecto más significativo que se haya obtenido.

La entrevista noticiosa: Es la que tiene como eje una información. En este tipo de entrevistas interesa más por así decirlo, la información que se da que quién la suministra. Ésta puede dividirse en tres tipos. La entrevista de información estricta, la entrevista de información en profundidad y las declaraciones o “falsa entrevista”.

La entrevista de información estricta es la más utilizada y se caracteriza por su brevedad. Sirve para vehicular una información a través de su protagonista o de una fuente presencial. Esta fórmula es especialmente adecuada para los servicios principales de noticias ya que le da agilidad y exactitud al espacio.

Se abre con una entrada en la que se presenta el hecho de forma atractiva y al entrevistado. La entrada debe ser breve y huir de construcciones farragosas. El entrevistador, a través de preguntas exactas, debe lograr respuestas claras, cortas y precisas. Es responsabilidad suya el ordenamiento en una sucesión lógica de los datos suministrados.

La entrevista de información en profundidad: Juega el papel reflexivo en la radio informativa. A través de ella se suministran al oyente, además de la información estricta, los datos adyacentes que le ayudarán a comprender el hecho, a conocer sus causas y efectos y, en definitiva, a atribuirle una valoración personal. La duración de estas entrevistas es mayor que la de las anteriores y permite un ritmo más pausado sin ser por ello menos ágil. Tienen especialmente la función de responder a la sexta pregunta del periodismo, o sea al ¿por qué?

Las declaraciones o “falsas entrevistas”: Se incluyen normalmente en los informativos. Su función es trasladar al público en forma noticiosa la opinión de los representantes de las instituciones.

En la entrevista radiofónica, pese a parecer obvio, recordemos que las preguntas deben ser cortas, claras y concisas. Si se sigue esta norma, suelen conseguirse respuestas exactas y precisas.

No hay que monopolizar el micrófono. Al contrario, debe conseguirse que sea el individuo quien hable. Por otra parte, evitaremos establecer una contienda con el entrevistado, que a menudo desembocaría en aquel espectáculo grotesco en el que el periodista trata desafortunadamente de demostrar que es una autoridad en la materia.

Si estaba bien elegido, el entrevistado siempre será el más experto. Esta lucha por la brillantez no tiene sentido. El éxito del periodista consiste en hacer salir con habilidad todas las informaciones que se había propuesto obtener.


La entrevista en televisión

Las entrevistas en televisión han sufrido algunas modificaciones estructurales con el paso del tiempo, sobre todo por la velocidad con que los distintos sucesos se precipitan en la pantalla.

Antes, en su comienzo, la televisión tenía un ritmo mucho más parecido a la realidad. En cambio, ahora ha adoptado la estética del vidoclip musical y todo pasa a una velocidad imposible de adaptar a la vida de las personas. Sin embargo, esa misma velocidad es la que el propio público reclama.

Los programas de entrevistas se trasformaron hasta alcanzar un formato que se parece más a ciclos de entretenimientos que a ninguna otra cosa. De hecho, la mayoría de las emisiones en las que algún personaje es entrevistado por largo tiempo, incluye llamados telefónicos del público que participa haciendo preguntas y, en algunos casos, se sortea entre los televidentes un encuentro con el personaje en turno.

Es bueno dejar sentados algunos datos que tienen que ver con cómo se relaciona la gente con la programación o por lo menos qué espera de ella. Y eso es que la televisión, por medio de las personas que salen en pantalla, diga la verdad, la diga teniendo en cuenta ciertos criterios de importancia y magnitud y que separe la información de los comentarios personales.

Sin embargo, en el campo de las entrevistas, la televisión tiene una regla un tanto particular al respecto. Porque el público no juzga al medio por la veracidad de lo que dice el entrevistado, sino por si es verdad que ese personaje es tan importante como se dice al momento de presentarlo y por si no se ha recortado o reacomodado excesivamente, mediante la edición, lo dicho por esa persona.

El clima en la televisión

Muchos entrevistadores coinciden en que no es bueno darse a conocer al personaje antes de la entrevista, porque de este modo se evita la posibilidad de que el entrevistado ponga condiciones para la conversación. En cambio, si no se ven hasta el momento preciso en que comienza la emisión, una vez en el aire, no habrá tiempo para eso. Es entonces cuando el periodista dedica un par de minutos de plática algo dispersa para darle tiempo al invitado de que se ablande y entre en confianza.

Conseguir un clima de intimidad no resulta del todo fácil en la televisión, ya que el encuentro se desarrollará en un estudio en el que habrá alrededor de 10 personas, siempre y cuando el programa no se efectúe con el público, circunstancia en la que habrá mucha más gente allí: Entonces esa intimidad, bastante más probable en una entrevista gráfica o radial, será muy trabajosa en este caso.

Cuando de televisión se trata, es bueno rescatar algunas cuestiones que se relacionan con el desarrollo, con el hilo argumental de la entrevista. Aquí, como en la radio, en la mayoría de los casos, la entrevista no contará con una edición posterior, entonces se debe ir urdiendo la historia a medida que la charla avanza y más que nunca, haber trazado con anterioridad las rutas a seguir durante la conversación. Ya se sabe que éstas no serán inamovibles, pero también que serán de suma utilidad, que casi aseguran un resultado del encuentro.

El “socio” del conductor

Efectivamente, en las entrevistas para la televisión, el conductor tiene un compañero, un socio fundamental: El director de cámaras. Qué cosas se ven mientras sucede la plática están siempre en manos del director y, por eso, ambos deben estar muy bien comunicados y de acuerdo en lo que quieren lograr en cada caso.

Existe una narración paralela a la de las palabras, una historia contada con imágenes, que se lee en los gestos y las acciones del entrevistado, en la reacción que tiene ante determinadas preguntas.

En un formato más bien tradicional, las cámaras van mostrando alternativamente al periodista y al entrevistado a medida que cada uno va hablando. Sin embargo, algunos periodistas y algunos directores prefieren tomar la cara del personaje en el momento en que el conductor pregunta, para capturar en su rostro el efecto que esa interrogación le causa.

Por otro lado, la intimidad de los gestos mínimos, que se pierde en el embrollo de la conversación, puede ser mostrada al público sólo por el director. Hay que tener en cuanta que sería imposible para el periodista detener la conversación para destacar pequeñas gesticulaciones de su interlocutor. Por eso, el director es un socio durante la entrevista. Ya que la televisión es imagen, buena parte de la historia que se quiere contar llegará al público por un medio que no tiene que ver sólo con la habilidad del periodista.

Será tedioso ponerse a mostrar la vestimenta del entrevistado, sus joyas, sus bienes personales, porque la entrevista se convertiría en una especie de desfile de modas. Y está en manos del socio ir haciendo notar cada uno de estos aspectos en el transcurso de la entrevista.

Aunque parezca una frivolidad, cada uno de estos detalles también hablan de la persona que está entrevistando. Cuentan sus gustos, ya que puede hablar de su austeridad o su ostentación

Cómo prepararse para realizar una entrevista en televisión

Por fin ha podido conseguir una oportunidad para iniciar su trabajo como entrevistador en la en la televisión ¡Felicidades! La información que sigue le ayudará a prepararse para una entrevista en televisión.

Obtener información de trasfondo del personaje que va a entrevistar.

Primero, aprenda todo lo que pueda sobre el entrevistado ¿Cuál es su estilo? ¿Qué es lo que ha hecho? ¿Sus futuros proyectos?

Segundo, conozca todo lo que pueda sobre el programa en donde va a realizar la entrevista. ¿Cuál es la reputación del programa? ¿Cuáles son los niveles de su audiencia? ¿Puede la audiencia llamar al programa? ¿Habrá público en el estudio de grabación?

El saber qué esperar le ayudará grandemente a prepararse para la entrevista, y le ayudará a calmar sus nervios.

Hágale saber al entrevistado lo siguiente antes de iniciar el diálogo:

¿Cuál es el tema de la entrevista? ¿Por qué se escogió? Varios conductores o entrevistadores, escogen para su audiencia temas de actualidad o de interés general. Haga recomendaciones al entrevistado para que resuma sus respuestas, platique antes de sus planes o logros recientes, a veces a pesar de haber investigado no tenemos información tan reciente de su trabajo o de sus obras.

Siempre al inicio realice una semblanza de su entrevistado, con su biografía y resalte sus últimos trabajos o logros.

Podemos traer a colación información que provino de otras fuentes durante la charla. Esté preparado sobre lo que el entrevistado pueda responder.

Trate de "estar en sus zapatos" y determine qué tipos de respuestas él podría hacer. Conviértase usted en una fuente de información.

¿Tome en cuenta cuánto durará la entrevista? El saber el largo de la entrevista le ayudará a preparar mejor las preguntas. ¿La entrevista durará tres o 20 minutos? Mientras más corta la entrevista más importante es que condense sus preguntas.

¿Es la entrevista en vivo? Entrevistas en vivo pueden requerir más práctica y preparación de su parte. No tendrá la oportunidad de repetir si se equivoca. Si la entrevista no es en vivo, pregunte si la misma será editada. Si la entrevista es grabada pero no editada prepárese como si la entrevista fuera en vivo.

¿Dónde se llevará a cabo la entrevista? Si la entrevista va a ser en su estudio, debe recrear un ambiente agradable y positivo para proyectar una imagen positiva. La escenografía debe mostrar el profesionalismo que lo distingue.

Prepare la información que busca obtener, el éxito de su entrevista se basará en cuán bien usted se prepara para ella.

Prepare un bosquejo con los puntos específicos que usted quiere cubrir.

Redacte preguntas concisas y efectivas para el comienzo y el final de su entrevista.

Prepárese para ayudar a la audiencia a entender el punto de vista de su entrevistado.

Puede practicar la entrevista con algún colega o amigo, o hasta al frente de un espejo. Su objetivo debe ser preguntar clara y naturalmente las preguntas.

Tome el tiempo de cada una de sus preguntas e imagine el posible tiempo de cada respuesta de su entrevistado.

Procure que las respuestas de su entrevistado no sean tan largas.

Bosqueje sus puntos a desarrollar en unas tarjetas que mantendrá cerca de usted durante la entrevista.

Traiga al estudio copias adicionales de la biografía de su entrevistado

Llegue por lo menos con 30 minutos de anticipación a la entrevista.

Haga los arreglos para reunirse con el entrevistado unos minutos antes y pregúntele cómo le gustaría dirigirse a él durante el programa (hablarle de usted es lo más recomendado).

Qué hacer y no hacer durante una entrevista

Hacer

Sea usted mismo. Sea natural

Mantenga su compostura en todo momento

Siéntase cómodamente

Si posible, verifique su apariencia en el monitor de televisión antes de comenzar la entrevista

Ajuste y pruebe cualquier equipo antes del programa

Si está hablando a través de un micrófono, manténgalo a una distancia de aproximadamente seis pulgadas

No haga ningún gesto o no diga nada que no quiera que se vea ni se oiga

Tenga en mente a la audiencia. Dirija sus palabras a ella.

Trate de limitar sus preguntas a un promedio de dos oraciones.

Trate de realizar sus pregunta en el orden en que fueron redactadas.


No hacer

No mire al monitor durante la entrevista

No utilice jerga profesional. Hable en palabras que todos puedan entender.

Nunca diga "le quiero preguntar o mi siguiente pregunta es". (recuerde que está ahí para preguntarle así que es innecesario mencionarlo)

Evite decir algo que luego se arrepienta de haber dicho.

No discuta. Nunca se muestre a la defensiva ni demuestre coraje.

No hable por alguien que no este presente en la entrevista

Dar seguimiento luego de la entrevista

Viéndose lo mejor posible en televisión

Existen algunas guías que le ayudarán a verse bien en pantalla

Ropa

¿Qué debo usar? Escoja ropa adecuada. Muéstrese profesional

No vista con ninguna tela con brillo

No utilice pañuelos demasiado llamativos

Evite utilizar grandes cantidades de joyas y brillantes

Si en el estudio le ofrecen los servicios de un maquillista, acéptelo. Los profesionales conocen cómo hacer que cualquier piel se vea bien en cámara.

Utilice un poco de polvo para eliminar el brillo en la piel
Aún si normalmente no utiliza maquillaje, el usar polvo le ayudará a no verse pálido ante las potentes luces del estudio

Considere un peinado que resalte su rostro y no que lo esconda.

martes, 19 de octubre de 2010

Preguntas para entrevistar a un escritor

¿Es necesario tener cierta edad para que el novelista pueda describir sus propias experiencias o inquietudes?
¿A qué atribuye el éxito de sus obras?
¿Qué lecturas le causan más placer?
¿Qué tanto le interesa que se vendan sus libros?
¿Cuál es la problemática que tiene con la casa editorial un escritor que busca publicar por primera vez?
¿Cuáles son los escritores que han influido en su creación literaria?
¿Qué piensa acerca de los distintos grupos literarios o intelectuales que chocan en el país?
¿Qué tan benéfico es para un escritor que su libro sea atacado?
¿Influyen las creencias políticas, sociales y filosóficas en el éxito o fracaso de su obra?
¿Para escribir un libro es necesaria una investigación previa?
¿Cuál es el escritor que más admira o le gusta leer?
¿Para quién escribe?
¿Cuál es el papel del escritor en la realidad social mexicana?
¿Existe alguna presión del lector sobre el escritor?
¿Qué papel juega la crítica en México?
¿Qué tanto beneficia a la producción literaria que el gobierno se interese en la industria cultural?
¿Vive de lo que publica?
¿De qué escribe?
¿En que sitio se siente cómodo para escribir?
¿Escribe para un determinado grupo de lectores?
¿Fue difícil abrirse paso como escritor en un principio?
¿Cómo nace en usted el gusto por las letras?
¿Cuál es su principal aspiración como escritor?
¿Existe o no la inspiración?
¿Cómo le ha tratado la crítica?
¿Qué le pareció la literatura mexicana publicada el año pasado?

viernes, 1 de octubre de 2010

Redacción de la entrevista

Capítulo 5

Redacción de la entrevista


5.1.- Preparación

Delimitar el tema, tomar en cuenta que este tiene que ser de interés actual. Y tomar en consideración esto, elegir a la persona adecuada que cubra nuestras expectativas.

Asegúrese de entender correctamente la labor que se le ha asignado o que usted mismo se ha adjudicado.

Seleccione un asunto de interés actual para sus lectores.

Seleccione un tema definido y más bien limitado, que en corto tiempo pueda desarrollarse con cierta profundidad.

Elabore una guía (cómo se ordenarán las preguntas)

Elija un posible lugar o escenario para llevar a cabo la entrevista (lugares públicos o privados)

Duración (cronograma de tiempos. Aconsejable menor a 2 horas)

5.2. Concertación de la cita

Solicitarla personalmente, escribir o telefonear a quien se desea entrevistar. Se le explica quién es usted, lo que desea y porqué. Las mejores entrevistas se hacen en la oficina o en el domicilio del entrevistado. Fije la hora y el lugar conveniente para la entrevista.

Use ingenuidad y perseverancia para obtener una entrevista, en caso de que fracase el intento de hacer una cita. Sin embargo no recurra a métodos poco éticos.

5.3.- Información sobre la persona a entrevistar

Previo a la entrevista debe aprender lo más que sea posible acerca de su entrevistado: Posición, logros, opiniones, personalidad, gustos, y antipatías.

Consulte a los amigos o conocidos de la persona.

Consulte artículos y libros que la persona haya escrito o que se hayan escrito acerca de él o ella.

Entérese lo más que sea posible acerca del tema al cual se circunscribirá la entrevista.

Es muy importante que el entrevistador, conozca datos importantes referentes al tema que tratará la entrevista.

5.4.- Preparación del cuestionario básico

Redacte preguntas de actualidad

Redacte preguntas de interés

Evite preguntas que inhiban

Evite preguntas que respondan con sí o no

Formule preguntas que le acarrearán la información deseada.

5.5.- Inicio de la entrevista

Presentarse con el entrevistado y decirle con que fin será llevada a cabo la entrevista. Crear un lazo de confianza y presentar el método de recolectar datos, además deberá establecer el contenido del tema de la entrevista

Podemos dividirla en siete etapas la entrevista:

Apertura: Es el momento en donde se da el primer contacto personal entre ambos (entrevistador y entrevistado). Se genera cierta ansiedad llamada "de abordaje" por parte del entrevistado ya que desconoce cuál será el final de la situación.

Relación: Es el clima de confianza y de seguridad que el entrevistador debe ser capaz de crear durante la entrevista. Esta situación brindará un clima especial a la entrevista, donde el entrevistado podrá explayarse y sentirse de manera más libre.

Desarrollo: Es el momento más extenso ya que es donde se trata el tema puntual de la entrevista. Durante este proceso es muy importante tener en cuenta la comunicación verbal como también la comunicación no verbal.

Cima: Es el momento en el cual se alcanza el nivel de relación más alto. En ese momento el entrevistador generalmente aprovecha para hacer las preguntas más íntimas, donde se van a tratar los temas más conflictivos. También se produce cierto grado de ansiedad, llamado "ansiedad de mantenimiento".

Cierre: Es el momento que marca el final de la entrevista y en donde la ansiedad por parte del entrevistado va a subir, ya que comienza a pensar en todo lo que dijo y en cómo será evaluado. Este grado de ansiedad es llamado "ansiedad de cierre". Resulta ser un momento muy importante a tener en cuenta por parte del entrevistador ya que una vez que se apaga la grabadora, la tensión baja, entonces es probable que se aporten datos que antes no se hubieran mencionado.

Interpretación: Esta interpretación se realiza una vez finalizada la entrevista. Significa tratar de darle un sentido o un significado a los contenidos tanto verbales como no verbales, que emitió el entrevistado.

Evaluación: Es donde se comparan los resultados obtenidos con los objetivos fijados en un primer término.

5.6.- Cómo lograr una respuesta determinada

Influye en primer lugar el carácter del entrevistado y el modo en que formula sus preguntas. Generalmente se deben hacer preguntas inteligentes y evitar aquellas que puedan poner al entrevistado a la defensiva. Ejemplo: ¿Qué cree usted acerca de....? ¿Qué puede decirme acerca de....?

5.7.- Actividad del entrevistado en tanto habla el entrevistado

Deberá emplearlo en escuchar, deberá captar sus sentimientos, sus reacciones no expresadas, observar sus movimientos.

5.8.- Cuando el entrevistado se desvía del tema

Interrumpir de manera directa pero con amabilidad. Si un entrevistado se sale del tema. Basta con repetir la pregunta original o pasar a otra. El entrevistador debe mantener el control de la entrevista.

5.9.- Mostrar la entrevista

Hay que mostrar la entrevista terminada sólo si el entrevistado la pide para percatarse de estar de acuerdo en como será presentada.

6.1.- Redacción de la entrevista noticiosa

La forma de redactar una entrevista depende de la clase de entrevista que se haya realizado. Las noticiosas, de opinión y de semblanza difieren en la finalidad de cada una de ellas persigue, y difieren por tanto en su estilo, su escritura, su presentación.

En todos los géneros periodísticos y literarios los párrafos iniciales (la entrada) son fundamentales. La entrada de una entrevista noticiosa tiene como objeto informar mientras que la entrada de una entrevista de opinión se encarga de situar al receptor, subrayarle la importancia del personaje o del tema abordado.

Entrada de la Entrevista Noticiosa

Como en toda información, la entrada de una entrevista noticiosa recoge lo más sobresaliente del hecho. Debe responder a las preguntas qué, quién, cuándo, cómo, por o para qué y estar redactada en tal forma que desde las primeras palabras el receptor queda informado.

La entrada más común de la entrevista noticiosa es la textual. Pero téngase presente que la cita de una entrada textual debe ser una frase del entrevistado, que sintetice todas sus demás declaraciones, o una frase que represente lo más significativo o importante de las declaraciones.

El Cuerpo de la Entrevista Noticiosa

Ya se ha indicado que una de las características esenciales del estilo noticioso es la objetividad. La objetividad implica ausencia de juicios del reportero. En la noticia, el periodista no comunica sus opiniones personales. En la entrevista noticiosa, además de no comunicar sus opiniones personales, debe procurar desaparecer de la escena.

Porque el público no le interesa saber quién fue a entrevistar al personaje en cuestión ni qué tan hábil fue el periodista. Le interesa lo que dijo el personaje, las noticias que ésta da, lo que el entrevistado dice. En la entrevista noticiosa el reportero es un simple intermediario, y como tal debe desempeñar su labor.

Aunque no puede negarse que la forma dialogada da viveza a cualquier escrito, es una forma impropia para noticia. Alarga la conversación, resta concisión y sobriedad, convierte al reportero, sin necesidad en personaje de noticia”. En la entrevista noticiosa es conveniente proscribir el diálogo y cualquier referencia personal al reportero (“me informó”, “le comenté”, “me explicó”).

La redacción mejorará, si el estilo se hace más conciso, más directo, y el cambio de la primera persona del plural por la del singular (“le preguntamos” por “le pregunte”) suaviza el toque de vanidad que se persigue en el primer ejemplo. Ahora se tiene la impresión de que el personaje ya no está hablando únicamente al periodista sino al periodista y sus receptores. Sin embargo, el reportero sigue estando presente. Sigue entrometiéndose, mostrando las preguntas que realizó.

Ejemplo de cómo redactar una entrevista noticiosa:

Cierre de empresas y pérdida de empleos, en niveles críticos

 Urge atención especial a estos problemas: Secretaría de Economía
 “Focos rojos" en la mayoría de los estados
 Sí hay política industrial, responde García de Alba

Isabel Becerril
El Financiero, Martes, 12 de agosto de 2003

El cierre de empresas y la pérdida de empleo ya llegó a niveles críticos, por lo que "urge dar atención especial a estos problemas, ya no podemos esperar", admite Sergio García de Alba Zepeda.

En entrevista con EL FINANCIERO, el subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa de la Secretaría de Economía (SE) dice que en estos momentos la mayor parte de los estados del país registran "focos rojos y amarillos" en cuanto a la número de patrones registrados ante Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en la cancelación de plazas de trabajo.

Las entidades que registran la situación más crítica por el decremento en el número de patrones ante el IMSS son: Guerrero, Distrito Federal, Coahuila, Durango, Colima, Guanajuato, Sonora y Veracruz. En cuanto a la desaparición de empleos, las entidades que observan la problemática más intensa son el Estado de México, Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Guanajuato, Oaxaca, Tlaxcala y Veracruz, dice.

El subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa menciona que para resolver la pérdida de plazas de trabajo y la desaparición de compañías en el país, lo primero que hay que hacer es una disección del problema para identificar las entidades donde la situación es crítica y empezar a trabajar en conjunto el gobierno, las secretarías de desarrollo económico y los sectores productivos.

En ese mismo contexto, García de Alba Zepeda adelanta que la subsecretaría a su cargo junto con el IMSS ya trabajan en la aplicación de un sistema de información y seguimiento por estados, que permitirá al gobierno identificar de inmediato el cierre de empresas y pérdida de empleos.

Cifras imprecisas

Señala que con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) es difícil conocer cuántos empleos hay en el país en estos momentos y el número de empresas; "las estadísticas que hace el INEGI no son constantes, por tanto no es un sistema que nos permite llegar al nivel de atención y prevención que requerimos en esos dos ámbitos".

A unas horas de que se inaugure la Semana de las Pyme, Sergio García de Alba refuta a los empresarios que se han dedicado a decir que no hay política industrial en México. Dice: "El Programa de Desarrollo Empresarial 2001-2006 fue presentado hace dos años y en su elaboración participaron ampliamente los organismos que representan al sector privado, por lo que no es válido decir que en el país no hay política industrial." Además, a partir de dicho esquema se empezaron a elaborar los programas sectoriales y hasta el momento ya se tienen el de la cadena fibras-textil-confección; cuero-calzado-productos de piel; automotriz-autopartes; el de electrónica; software, y el de trigo-harina-pan.

"Ésas son acciones concretas que demuestran que sí hay política industrial y desarrollo empresarial", insistió.


6.2.- Redacción de la entrevista de opinión

Tiene como función principal situar al receptor, hacerle ver la importancia del tema o del personaje abordado. Si la entrevista está fincada en el tema, la entrada servirá para señalar la importancia de ese tema y justificar, así, el que se haya buscado una opinión determinada.

Si la entrevista se finca en el personaje, la entrada servirá para presentar a éste y demostrar su autoridad en la materia que aborda.

Toda entrevista contiene dos elementos fundamentales: Tema y personaje. Atendiendo a la preponderancia de uno u otro es posible establecer dos casos:

Entrevista de opinión fincada en el tema: Considérese que un asunto de actualidad o de interés permanente sugiere la realización de un determinado trabajo periodístico. Se tiene el tema y se busca al personaje que pueda dar una opinión o un comentario autorizado.

El tema ha originado la entrevista. Se tratará, pues, de una entrevista de opinión fincada en el tema.

Entrevista de opinión fincada en el personaje. La presencia de un personaje puede ser el pie de una entrevista de opinión.

Supóngase la llegada al país de una celebridad mundial (El Papa, un jefe de Estado de algún otro país, un músico internacional). O que se recuerde a un viejo intelectual o sobreviviente de algún hecho histórico trascendente. Los directivos o el reportero de un determinado medio periodístico suponen que tal o cual personaje merece ser entrevistado para que el público lo escuche hablar de su especialidad.

Ha surgido una entrevista de opinión fincada en el personaje.

Cuerpo de la Entrevista de Opinión

Tanto el cuerpo como el remate de una entrevista de opinión son más elásticas que el de una entrevista noticiosa. Resuelta la entrada, el desarrollo y el remate puede redactarse:

En orden de importancia decreciente: Acomodo de las declaraciones del personaje de acuerdo con su importancia (método similar a la pirámide invertida, de la nota informativa)

En agrupación de temas: Es muy probable que durante la plática el entrevistado haya abordado desordenadamente diferentes asuntos o diferentes aspectos del asunto central.

El desarrollo lógico en agrupaciones de temas exigiría ordenar la redacción de la entrevista para proporcionar al lector o al escucha de radio y televisión un panorama del asunto abordado por el personaje, en sus distintos planes y detalles.

En desarrollo cronológico: A partir del segundo párrafo, se relata la entrevista en el mismo orden en que fue realizada. Este desarrollo, que facilita notablemente la tarea del reportero, es adecuado en entrevistas breves, que se han realizado ordenadamente y en las que no existe el riesgo de confundir al receptor, o en las que el asunto va cobrando una intensidad, un suspenso determinado que conduce a un desenlace.

Un desarrollo cronológico en una entrevista larga, remite a un lector avezado a pensar más en el trabajo de un transcriptor, un mecanógrafo, que en el de un periodista. El reportero, pues, debe procurar siempre recrear la conversación con aportaciones propias, no ser simplemente un copista.

En cualquiera de los desarrollos señalados conviene intercalar párrafos sobre la personalidad del entrevistado. La presencia del reportero en la entrevista de opinión no es, como en la entrevista noticiosa, prohibitiva. Tampoco es exigible una objetividad extrema.

Conviene evitar la primera persona del singular (“me dijo”, “me explicó”) pero se admite la primera persona del plural (“nos dijo”, “nos explicó”).

Lejos de desaconsejarse la forma dialogada, la entrevista de opinión suele adquirir, “el sabor”, viveza cuando se utiliza el diálogo, siempre y cuando el reportero no aproveche sus intervenciones para presumir de su sagacidad o de su inteligencia. Se nota claramente cuando un periodista quiere pasarse de listo, colarse como “personaje-noticia”. En estos casos deben evitarse las preguntas inútiles o largas que sean contestadas por el entrevistado con lacónicos “sí” o “no”.

Este procedimiento es inconveniente por ineficaz en la realización de una entrevista e intolerable en la redacción.

El reportero debe recordar que al lector, al televidente, al radioescucha, le interesa oír hablar al entrevistado. Las preguntas del periodista que se incluyen en el texto periodístico deben ser tan sólo para darle fluidez al escrito, para hacer lógicas y significativas las respuestas. Deben ser un recurso puesto al servicio del entrevistado, no al servicio del propio reportero.

Ejemplo de cómo redactar una entrevista de opinión:

La comicidad es un estado de ánimo provocado por algo: Héctor Suárez

 Mi comicidad nunca ha sido ñoña, no hago reír gratuitamente, siempre entre líneas
 La comedia se hereda, se siente, pero también se tiene que preparar, cultivar y extenderse
 “Qué nos pasa”, fue un “bum” nacional y ejerció un cambio en el público.

Por José Aguilar Becerril
Febrero de 1992


Héctor Suárez, actor que ha participado en series de televisión como la Cosquilla en 1970 y “Qué nos Pasa” en 1986. En cine a realizado películas de éxito como Lagunilla mi barrio y El mil usos.

Durante su supervisión antes de comenzar la obra “Estoy Loco” en el teatro Lírico, Suárez, reflexiona y opina sobre la comicidad en México.

¿Cuál sería su definición de comicidad?

"La comicidad es un estado de ánimo provocado por algo, provocada por una situación, causada por una situación física, orgánica y emocional. La comedia parte siempre de la pena ajena que es risible, por ejemplo: Vamos a suponer que un hombre camina y se resbala con una cáscara de plátano y se cae, mientras se levante es chistoso, si no se levanta entonces pasa al drama".

¿Cuál debería ser el perfil adecuado de un comediante?

"La comedia se hereda, se siente, pero también se tiene que preparar, cultivar, extenderse y eso depende del nivel personal de cada quien, del concepto que se tenga de la profesión, del amor al público, del respeto que se tenga uno mismo y a la misma comedia, el género más serio y más difícil de lo que la gente imagina".

"En mi caso personal, -ya que no quiero hablar de los demás-, mi comicidad nunca ha sido ñoña, no hago reír gratuitamente, siempre entre líneas, con subtexto, busco decir algo importante a través del humor. Mi posición ante la comedia, disciplina que he tocado, pues no me considero un cómico, sino un actor, y la comedia es un género que aprendí a tocar al igual que manejo el drama, melodrama, tragicomedia, guiñol, astracán y retruecan. Las características como cómico en mi caso es decir un testimonio social y político".

¿Considera que los programas cómicos en la televisión en México, influyen en la conducta del público?

"Los programas cómicos en la televisión mexicana sí influyen en el público, todo depende de quien este haciendo el tipo de comedia. Y no nada más repercute un comediante, sino cualquier actor, por eso se tiene que tener mucho cuidado en lo que se realiza, ya que muchos niños y jóvenes van a tomar el ejemplo y si éste es nefasto, puede ser peligroso".

¿Cuál sería el objetivo de los programas cómicos?

"Yo detesto la risa ñoña, la que no aporta nada, el pastelazo es maravilloso siempre y cuando tenga una razón de existir, pero un pastelazo repetitivo no proporciona nada, Cándido Pérez, ya sabemos que va a ridiculizar a la suegra, a bajar las escaleras a tropezones y a burlarse de la sirvienta, y eso lo venimos viendo durante años, no cambia, no dice nada. Y vamos lo estoy poniendo como un ejemplo y no porque tenga algo contra este actor".

"Todo cómico que quiere decir algo importante debe pensar a quién dirige su mensaje, a que sector social, que comen, su horario de trabajo, cuantos hijos tienen, todo hay que tomar en cuenta para efectuar un sketch cómico".

¿Se pueden realizar contenidos educativos y culturales a través de la comedia?

"Claro que sí se pueden realizar contenidos educativos y culturales a través de los programas cómicos, y no nada más en estos, sino también en el drama o en el teatro, porque desde los griegos el teatro ha servido para denunciar, hablar, conversar, platicar y cuestionar. “Qué nos pasa”, fue un “bum” nacional durante tres años y a mucha gente le molesta y le jode, porque no reconocen nada, pero esta serie ejerció un cambio en el público".

¿Cuál sería la diferencia entre un cómico de cine, carpa, televisión y teatro?

"En el cómico de carpa, cine, teatro y televisión, no hay diferencia, lo importante es el talento y sensibilidad para poder expresarse dentro de la comedia. Ahora lo que hay que saber es dónde está uno parado, a quién se dirige el trabajo, si es la carpa, hay que ver que tipo de gente asiste, o si realizas cine o televisión pasa lo mismo. La comedia es como se conceptúa cada quien, pero lamentablemente aquí esta saturado de “chistosos” que no aportan nada, se dan a ellos mismos y solo ganan dinero y no regalan una sonrisa".

¿Cuál sería su aportación al pueblo mexicano?

"Mi aportación como actor es mi trabajo, todo lo que hago tiene un fondo, por ejemplo: En la obra “Estoy Loco” el sketch de los 15 años, y a pesar de que la gente se muere de risa, la crítica es feroz, terrible, grotesca, estoy donde la gente se ríe, ridiculizo a una tradición, que debería desaparecer en estos tiempos que todo está tan caro y que estas personas, sobre todo la del sector medio bajo son las que festejan esto, y que empeñan “la vida” y todo lo que tiene, para presentar a su hija, y yo me pregunto a cuál sociedad".

¿Qué actores de comedia son los más sobresalientes en México?

"Pues me pones a pensar, está este chico Eugenio Derbéz, y Eugenio Cano, que es muy bueno, y ya no hablo de los demás por que eran prospectos sensacionales y se han comercializado y se han dedicado a ganar lana nada más y no darle nada al público. Hubo actores que eran prospectos sensacionales, pero se enfrascaron en la peladez y la vulgaridad gratuita sin razón de ser y terminaron con el cine mexicano".

6.3.- Redacción de las entrevistas de semblanza

La entrevista de semblanza, como ya quedó dicho, tiene como fin principal hacer el retrato escrito de un personaje. Tanto al realizar una entrevista de semblanza como al redactarla, el periodista ha de considerar que su trabajo deberá darle al lector una idea de quién es, cómo es y cómo piensa el personaje.

Los diferentes aspectos que deben incluirse en una entrevista de semblanza son los siguientes:

Descripción física del personaje (figura, complexión, estatura, color de la piel, señas particulares.

Atuendo (modo de vestir en el momento de celebrarse la entrevista).

En la generalidad de los casos, las fotografías o escenas que acompañan al trabajo periodístico completan o corroboran la descripción física que el periodista hace en su texto. Sin embargo, el reportero nunca debe atenerse a las ilustraciones, sino tratar de describir al personaje con tal exactitud que sin necesidad de imágenes el receptor sienta “estar viendo” al entrevistado.

Descripción Psicológica

Carácter, temperamento, manera de ser y de pensar

Valoración del personaje

Cualidades personales y profesionales. Interpretación y juicio de su obra o de la actividad que lo haya hecho célebre.

En la entrevista se semblanza caben las opiniones del reportero. Es valido enjuiciar al personaje, hace resaltar su personalidad. Pero tal valoración debe ser mesurada y estar apoyada en hechos reales, objetivos.

Una entrevista no debe ser, de ninguna manera, una sucesión de elogios gratuitos que hagan pensar al público que el reportero fue pagado por el personaje. No se trata necesariamente de “hablar bien”, como tampoco, necesariamente de “hablar mal” de nuestro entrevistado, sino de mostrarlo, de darlo a conocer en sus distintas facetas.


Datos biográficos

De su vida profesional (Currículum vitae)

De su vida privada (nacimiento, lugar de origen, infancia, adolescencia, madurez, estado civil, vida familiar).

Por lo regular no es conveniente presentar los datos biográficos en bloque, en un solo párrafo cargado de fechas, títulos nombres. Conviene, para aligerar la entrevista, irlos intercalando en la narración, “salpicar” con ellos el escrito.

Anecdotario

Aventuras o sucesos de carácter festivo, dramático, pintoresco, ocurridos al personaje dentro y fuera de su ejercicio profesional.

Declaraciones del personaje

Es natural que en la realización de una entrevista de semblanza el personaje de opiniones y noticias. Incluso hay ocasiones en que puede decirse que una entrevista pertenece simultáneamente tanto al género de entrevista de opinión como al de entrevista de semblanza.

La declaraciones del personaje pueden ser:

Noticia: Cuando el entrevistado informa (por primera vez) de sus planes o datos periodísticos importantes de algo que atestiguó o que puede documentar.

Opiniones: Sobre sí mismo o sobre su actividad y sobre temas de interés general.

Relatos anecdóticos. Afirmaciones aparentemente triviales o pintorescas sobre su vida profesional.

Régimen de vida

Costumbres, manías, aficiones, comportamiento, horario.

Muchas entrevistas de semblanza se centran casi exclusivamente en este aspecto. El periodista sorprende al personaje o describe, con detenimiento, cómo se irrita o divierte en su territorio íntimo el entrevistado. Para el público resultan sumamente atractivas y reveladoras las entrevistas de semblanza que abordan esa clase de aspectos de la vida de un personaje.

Escenario

En relación con todo lo anterior, el lugar donde se desarrolló la plática tiene gran importancia en la entrevista de semblanza. Preferentemente, los trabajos de este género deben desarrollarse en el domicilio del entrevistado, donde este manifiesta más íntegramente su personalidad.

También, desde luego, en los lugares donde desarrolla su actividad profesional. En estos casos, la descripción del escenario es tan importante como la descripción del sujeto.

No es recomendable realizar entrevistas de semblanza en cafés, restaurantes u oficinas, a menos que esta clase de sitios se imponga inevitablemente.

No todas las entrevistas de semblanza, sin embargo, alcanzan a incluir exhaustivamente los ocho aspectos señalados. Se puede prescindir de algunos de ellos y centrar la redacción de este género, donde el periodista está en libertad de desarrollar su peculiar estilo literario.

La entrada en la entrevista de semblanza

El principal fin que persigue la entrada de una entrevista de semblanza es el de ganar la atención del público, excitar su curiosidad, interesarlo por el escrito, invitarlo a seguir la entrevista.

Cualquiera de los nueve aspectos que incluye una entrevista de semblanza puede servir para redactar la entrada. Lo que importa siempre es que los párrafos iniciales –a manera de gancho- “atrapen” al lector.

El desarrollo

Aunque no hay estructuras típicas para el desarrollo de la entrevista de semblanza (cada periodista está en libertad de desenvolver su propio estilo) es posible establecer a modo de orientación los dos siguientes esquemas:

Desarrollo en orden del aspecto predominante

En toda entrevista de semblanza existe –de entre los ocho aspectos señalados- un ángulo predominante que sirve de eje al relato y gobierna el desarrollo.

Si antes de redactar la entrevista el reportero encuentra o elige cuál es el aspecto básico en el que se centrará su trabajo, la redacción será más sencilla. El periodista irá desenvolviendo este aspecto de principio a fin salpicando, con los demás aspectos, los párrafos de su texto.
Así, puede hablarse de entrevistas de semblanza centradas en la valoración que el periodista hace del personaje, en su régimen de vida, en su vida, en su biografía, en sus declaraciones, en su descripción psicológica. El aspecto predominante sirve de eje y conforma la entrevista.

Desarrollo en orden a la cronología de la realización

Quizás el modo más simple y más común de desarrollar una entrevista de semblanza es el que se atiene al orden en que se efectuó la conversación.

Empezar en el momento en que se llega a la casa del personaje; ir relatando después -en orden cronológico- todo lo que se nos fue diciendo y todo lo que captamos (alternando la narración, desde luego, con datos biográficos y aspectos secundarios), para concluir el escrito en el momento en que termina la charla, es una manera efectiva de redactar una entrevista de este género.

Las ventajas del desarrollo cronológico son la claridad y el orden. Pero existe el peligro -por lo que a la entrada y al remate se refiere- de caer en moldes gastados, estilísticamente pobres, como el de muchas entrevistas que comienzan diciendo: “Llegamos a la casa de fulano de tal, quien nos recibe con una sonrisa en los labios y nos dijo que pasáramos.....”. Y terminan: “.....Y nos despedimos de fulano agradeciendo las dos horas de charla que nos concedió y ofreciéndole disculpas por todo el tiempo que le quitamos a sus importantes ocupaciones”.

Es importante evitar, a toda costa, esta clase de moldes estereotipados, que lo que provocan es un sentimiento de compasión por parte del público hacia el autor de la entrevista: hacia el reportero.

El remate

La forma de concluir una entrevista de semblanza está relacionada con el desarrollo empleado. El remate debe ser siempre concluyente y sugestivo: puede ser una valoración subjetiva del personaje, una declaración noticiosa o pintoresca, una frase que repita alguno de los elementos de la entrada, para que a la manera de una trayectoria circular se dé la impresión de que se vuelve al punto de partida del escrito, etcétera.

Ejemplo de entrevista de semblanza o de personalidad

Atravesando fronteras
Entrevista con Jorge RAMOS

Por José Carvajal

Es quizá el rostro de noticiero más conocido de la televisión hispana de Estados Unidos. Lleva 18 años trabajando en la cadena Univisión, y de un tiempo a esta parte su nombre aparece en la lista de los bestsellers en el mercado norteamericano del libro. Lo de bestseller comenzó tímidamente hace unos años, cuando publicó Detrás de la máscara, y luego Lo que vi.

Sin embargo, a pesar de la gran expectativa que suscitaron los primeros dos libros en un público acostumbrado al Jorge Ramos de celuloide, no fue sino hasta la publicación de su tercer título, La otra cara de América, que Ramos afincó el pie firme en el estribo. Por lo menos en Estados Unidos, La otra cara de América se convirtió en uno de los libros más vendidos en 2000, junto con La fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa.

Asimismo, cada presentación de Jorge Ramos se torna en un auditorio atiborrado de televidentes que se asoman por curiosidad a ver el rostro del presentador en persona; muchos también con la esperanza de darle la mano o llevarse a casa un libro firmado por él. Pero el periodista, considerado uno de los más exitosos en el ámbito hispano de Estados Unidos, está consciente de que todo ese interés del público es, en gran medida, producto de su aparición diaria en televisión, al menos por ahora.

JOSE CARVAJAL: Jorge, eres una persona muy conocida en Estados Unidos, presentador del noticiero de la mayor cadena de televisión hispana, autor ahora de cinco libros, uno de ellos traducido ya al inglés; todo producto de tu trabajo periodístico de años. Miles de personas te consideran un hombre exitoso y un ejemplo a seguir. Pero, en tus propias palabras, ¿qué es el éxito para Jorge Ramos?

JORGE RAMOS: El éxito es hacer lo que se te pegue la gana. Y tener la libertad para hacerlo. Yo creo que es eso, es la cosa más sencilla del mundo. Es poderte dedicar a lo que más te gusta, es poder estar con los que más quieres estar, es poder viajar a los lugares que quieres ir. Conversar y entrevistar a las personas que cambian el mundo. Y en mi caso como periodista es poder estar en los lugares donde cambia el mundo. Es como un concepto muy sencillo. No le meto mucha cabeza. O sea, éxito para mí no es el estereotipo de tener mucho dinero, tener mucho poder o tener muchas cosas, porque no tengo nada de estas tres cosas. O sea, vivo muy a gusto pero ni me siento rico ni me siento poderoso, ni me siento con muchas cosas sino que... lo que sí me siento es que puedo hacer lo que quiero.

JC: ¿Entonces te consideras una persona exitosa?

JR: En mis propios términos, sí.

JC: ¿Cuándo notaste que comenzabas a tener éxito en la vida?

JR: A ver... de nuevo el término, para que no se vaya a confundir. Una vez que pude... Es que yo creo que para poder tener éxito, según mis términos, para poder hacer lo que se te pegue la gana, necesitas cada vez tener un mayor control sobre tu propia vida. Y en mi caso fue un proceso muy paulatino. Muy, muy lento; yo creo que no me he sentido en control de mi propia vida hasta los últimos cinco o diez años. Antes dependía mucho de otras personas, profesionalmente, económicamente; ahora ya no.

JC: Ahora te sientes mucho más seguro...

JR: Sí. Mira, por ejemplo, estoy en un trabajo con mucha seguridad. Soy como los viejos trabajadores japoneses que han trabajado en la misma compañía toda su vida. Piensa que llevo trabajando para Univisión desde el 84. O sea, llevo 18 años trabajando con la misma compañía. Luego, el trabajar en la televisión, que lo pagan muy bien, me ha permitido no preocuparme por el dinero. Y de alguna forma garantizar que mis hijos vivan mejor de lo que yo viví. Todo esto también me ha permitido tener tiempo libre para poder escribir. Y al poder escribir bueno, pues ya, puedo expresar mis propias opiniones que no las puedo dar en televisión.

JC: En comentarios a tus libros se ha dicho que eres una persona atrevida, que a veces eres atrevido desde el punto de vista periodístico, y otras que eres muy parco. ¿Cuándo crees que se debe ser uno o lo otro? ¿Te consideras realmente atrevido?

JR: Tengo perfectamente definido los momentos y la manera en que debo actuar. Debo ser parco y no debo dar mi opinión cuando estoy... en el Noticiero Univisión. O sea, no me contrataron para dar mi opinión ni para llorar en cámara, ni para expresar puntos de vista personales; ahí debo ser parco. Cuando se trata de entrevistar a gente que tiene poder, y particularmente aquellos que han abusado del poder, ahí es que hay que ser atrevido. Cuando tienes que tomar la decisión personal de ir a una guerra, ahí hay que ser atrevido, y cuando escribes un libro y empiezas a contar cosas personales o dar opiniones tuyas, ahí hay que ser atrevido también.

JC: A veces te han calificado incluso de muy “duro”, “agresivo”, “incisivo” y hasta te han considerado una persona “non grata”...

JR: La mayor parte de las entrevistas que he tenido con presidentes autoritarios o dictadores han sido solo una vez. Pocas veces después de una entrevista dura, el entrevistado me invita a una segunda entrevista; eso es cierto. Pero yo creo que mi responsabilidad como periodista es hacer las preguntas duras, las preguntas incómodas, las preguntas difíciles, y llego con la actitud de que si yo no hago esas preguntas, nadie más las va a hacer. Y no me importa caer mal, si siento que estoy haciendo mi trabajo. No me importa que crean que soy un pesado, si logro preguntar lo que muchos no han podido preguntar.

JC: Y los temas de tus artículos... a veces da la impresión de que hablas de todo, ¿cómo escoges los temas de tus artículos, de tus columnas, que aparecen en muchos diarios aquí en Estados Unidos?

JR: Mira, trato siempre de escribir a partir de experiencias personales. Trato de escribir solo de lo que veo, de lo que leo, de lo que converso, y a partir de ahí escribo. Y entonces, me parece que todos mis artículos trato de que tengan un tono personal. Si voy a Afganistán hablo de lo que veo, y no de teoría política; si voy a Acapulco, hablo de los niños clavadistas, y no de turismo. Trato de dar, de nuevo, como un toque personal. Entonces, mis artículos y mis libros están un poco dictados por lo que me ha tocado experimentar, lo que me ha tocado vivir como periodista. Y es mucho, ¿no? Tengo en mi oficina, no sé si te acuerdas, un mapa de los lugares adonde he ido, y ya llevo más de 60 países. Entonces, he tenido una gran suerte... el periodismo ha sido mi boleto al mundo, ha sido mi trampolín al mundo, y este trampolín me ha permitido ver cosas que la mayor parte de los seres humanos no han tenido la suerte de ver. En ese sentido soy muy afortunado. Siento que soy una persona que está bien parada en el mundo.

JC: Tus artículos se publican en decenas de diarios hispanos de Estados Unidos y América Latina, elaboras segmentos analíticos especiales para varias emisoras de radio; en Univisión, además del noticiero participas en programas tipo revista televisiva, como Aquí y Ahora. Y aparte de todo eso, en cuestión de dos o tres años has logrado un espacio en el mercado del libro en español en Estados Unidos; en 2000 tu libro La otra cara de América compitió en ventas con La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa. Todo eso está bien, pero hemos notado que no eres tan conocido en el Cono Sur, ¿por qué se da esto?

JR: Es muy sencillo. Vendo libros porque la gente me ve en televisión. No hay ningún secreto en esto. Estoy totalmente convencido que si yo no saliera en televisión, me hubiera costado muchísimo más trabajo publicar mi primer libro y que la gente se interesara en lo que yo escribo. En eso no hay ningún secreto. Tengo que ser muy humilde en eso, de reconocer que si yo no saliera en televisión mis libros no se verían. Entonces, ¿por qué no me conocen tanto en el Cono Sur? Por una razón muy sencilla: la señal de satélite de Univisión llega hasta Colombia... entonces, más allá de Colombia soy un absoluto desconocido. Más al sur de Colombia soy un absoluto desconocido, más al este de la Florida y Nueva York soy un absoluto desconocido, más al oeste de Los Ángeles soy un absoluto desconocido. Está muy claro para mí que quien se interesa al principio por mis libros, por lo menos esa primera intención de ver quién es, es porque me ha visto por televisión. Y espero que conforme van pasando los años, la gente se interese tanto por lo que escribo, pero por ahora, sin duda es efecto de la televisión.

JC: Cuándo comenzaste, incluso ahora que llevas ya un gran camino recorrido, ¿cuál era tu marco de referencia? ¿Imitabas, si es que imitabas a alguien en tus comienzos? ¿Qué periodista te hubiera gustado ser?

JR: Mira, siempre he tenido muy claro que no debo copiar a nadie; y que debía tener mi propio estilo personal. Pero hay dos mujeres que me influyeron mucho para escoger mi carrera de periodismo...

JC: Oriana Fallaci y...

JR: Exacto. La primera de ellas es Oriana Fallaci, su Entrevista con la Historia me impactó mucho. Primero, porque yo era muy joven; segundo, porque ella se atrevía a hacer las preguntas duras a la cara y de alguna forma he tratado de hacer lo mismo en televisión que ella hacía en sus entrevistas. Y luego tuve la desgracia de coincidir con ella en la Guerra del Golfo Pérsico, en Arabia Saudita, y no haberme atrevido a decirle que gracias a ella yo me había hecho periodista. Es una de las grandes frustraciones que me han quedado. La otra mujer que influyó muchísimo en mi carrera, incluso sin saberlo, es Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco me parece que es uno de los testimonios históricos más importantes que ha tenido México. Y en ambas mujeres, si te das cuenta, hay una valentía extraordinaria en esos dos libros. Entonces, quienes más influyeron en mi decisión de convertirme en periodista fueron ellas dos: Oriana Fallaci y Elena Poniatowska.

JC: Incluso, creo que Isabel Allende notó lo de Fallaci al leer tu primer libro, Detrás de la cámara...

JR: Claro, ella... bueno le agradezco mucho su comentario, pero ha sido una leve referencia a Oriana Fallaci. Por supuesto, no se trata de ponerse al mismo nivel de ella, pero sí tengo que reconocer que su influencia me ha tocado. O sea, en mis libros, en mis entrevistas hay esa intención de agresividad, de golpear, de desenmascarar, de desnudar; igual que en las de Fallaci. Eso es en mis entrevistas, y en mis libros hay esa intención de ver, de grabar, de ser honesto, tener la mente muy abierta, y de ser valiente al decir las cosas que descubrí en Poniatowska.

JC: Por observación personal cuando estuve trabajando por muy poco tiempo en Univisión, noté que eres buen lector; es decir, lees mucho, y como todo lector avezado te haces tu propia opinión de lo que lees. ¿Qué impresión de causó, en su momento, un libro como El príncipe de los mendigos de Guillermo Descalzi? Te pregunto porque como fue un periodista que cosechó tanto exitoso aquí en Estados Unidos...

JR: Mira, yo recuerdo mucho a Guillermo Descalzi cuando íbamos a Centroamérica y los presidentes se asustaban de que él hubiera llegado. Yo creo que fue uno de los mejores periodistas que ha tenido la televisión hispana. Tristemente cayó en las drogas, y maravillosamente se ha levantado. Su libro me pareció muy honesto, y me pareció que pocos tendrían el valor de escribir así de sí mismos.

JC: ¿Y entrevistadores y escritores como Jaime Bayly, por ejemplo, que son muy atrevidos?

JR: Bueno, a mí me cae muy bien Jaime Bayly. Por cierto, me he leído todos los libros de Jame Bayly. Me estoy leyendo ahora el último, La mujer de mi hermano. Yo admiro mucho a gente como Jaime, porque son escritores que se atreven a decir lo que piensan, que no les atemoriza el escándalo. Hay que ser muy valiente para escribir libros como los de Jaime Bayly y para reconocer quién es uno mismo, y para decírselo en la cara a la gente. Admiro mucho el valor de Jaime al escribir.

JC: Ahora hablemos de tus aspiraciones literarias, porque tengo entendido que las tiene. De hecho este nuevo libro, Atravesando fronteras, es un acercamiento a un género mayor, que es la novela. Creo que es tu primer libro que no reúne artículos ni entrevistas...

JR: Sí, tienes mucha razón. Es el primer libro que no está compuesto de partes...

JC: A mí me luce un libro que se acerca más a la novela...

JR: No me atrevería a decir novela porque tengo un problema, y es que para mí la realidad sigue siendo... por el lugar tan afortunado que tengo como periodista, de poder ver y viajar, la realidad siempre me ha parecido más interesante que la ficción. Entonces, hasta el momento ni siquiera he tratado de explorar la ficción. Tengo por ahí unos cuentos pendientes, pero la realidad sigue siendo más poderosa para mí que la ficción. Pero sí en este libro, Atravesando fronteras, que en inglés es No Borders, sí logro, o sí intento que sea un libro mucho más completo. Tiene un hilo conductor de principio a fin, y el hilo conductor es el de alguien que busca su casa, no casa en el sentido material, sino en el sentido figurado; alguien que no tiene casa. Porque al irme de México hace tantos años ya no soy ni de México ni de Estados Unidos. Soy un poco como la canción de Facundo Cabral: No soy de aquí ni soy de allá; entonces, el subtítulo me parece que dice mucho, el subtítulo es Un periodista que busca su lugar en el mundo. Un poco eso es el libro. Cuenta mi historia desde niño en México hasta ahora en Estados Unidos.

JC: O sea que sí, realmente es autobiográfico...

JR: Sí, sí es totalmente autobiográfico.

JC: Pero hay una travesía que hiciste para el programa Aquí y Ahora. Una travesía por la frontera, creo que hablas de esa experiencia en el libro ¿o no?

JR: No, no, lo de Aquí y Ahora fue... Yo creo que lo de Aquí y Ahora sería como sólo una parte del libro. O sea, en el fondo lo que estoy reconociendo en el libro es que sigo siendo un inmigrante. Me describo como un inmigrante periodista o como un periodista inmigrante. No puedo dejar de serlo; yo no quise ser inmigrante, sino me tuve que convertir en inmigrante... Y eso es un poco lo que cuento en el libro.

JC: Bueno, dos preguntas más porque sé que el tiempo apremia. Supongamos que sí, que tienes aspiraciones literarias concretas y que de alguna manera te diera por escribir una novela, ¿qué novela te gustaría escribir?

JR: Mira, te voy a ser más concreto. Estoy explorando la posibilidad de escribir un libro para niños. Eso, por supuesto, sería un libro de ficción. Pero, de nuevo, me hala mucho la experiencia, por ejemplo con mi hijo Nicolás que tiene cuatro años. O sea, que si voy a escribir alguna vez un libro para niños tiene que ser ahora, cuando tengo tan pegada a la piel la experiencia de ser papá. En esas ando, en escribir un libro para niños. Mira, lo de una novela, por ahora no. Quizás empezaría con cuentos y... no sé, pero por ahora no. Por ahora tengo este proyecto para niños, tengo otros proyectos; pero todos en cosas de no-ficción.

JC: ¿Crees que lo has logrado todo Jorge Ramos? Creo que es una pregunta que se hace la gente que te ve a diario por televisión...

JR: No, no, no. Al contrario. Bueno, en el periodismo siento que he logrado todos los objetivos que me he planteado en la vida. Pero estoy en una época de transición. Tengo 44 años y quizás estoy a punto de entrar en esta crisis de la mediana edad. Y después de tantos años de ver, después de tantos años de ser testigo, de pronto tengo una urgencia por hacer algo. Y entonces la idea de la política no es algo que estoy descartando.

JC: ¿Localmente acá en Estados Unidos o en México?

JR: No sé. Todavía no tengo que decidirlo. Todavía tengo un par de años más con Univisión. No es algo que me urja, pero sí es algo que he estado considerando. O si no, si no se da en la política, entonces méterme más en el mundo de la política a través de las columnas, quizás a través de las columnas y los artículos.

Forma y Estilo

Cualquier estilo es válido. Si lo juzga conveniente, el reportero puede hacerse presente y redactar su entrevista usando tanto la primera persona del singular como la del plural. Lo mismo puede utilizarse la forma dialogada que el lenguaje indirecto, pero la desaparición del reportero, el poner directamente al personaje frente al lector, es el recurso más efectivo y recomendable.

6.4.- Lenguaje de la entrevista


6.4.1.- La Exposición

Es la forma de enunciar ideas, objetivos y hechos de un discurso que explica la naturaleza de estos. Una verdadera exposición es clara en cuanto a ideas y forma, y es rica en brillantez y originalidad, estas características nunca serán sinónimo de extravagancia y exceso de imagen, sino de iluminación interior, fuerza vital, vida espontánea y sello personal. Los excesos dañan al estilo expositivo, por lo que, al redactar se cuidará la conveniencia de demostrar el cómo y cuándo de las ideas.

La exposición se refiere a los pensamientos y es una de las cuatro formas discursivas que se dirige más al intelecto que a las emociones.

El uso de las formas expositivas lo encontramos en: informes, monografías, proyectos, definiciones, análisis y resúmenes.

Es común encontrar a la exposición mezclada con la argumentación, aunque puede encontrarse con otras formas discursivas (narración y descripción) para lograr el propósito de proporcionar información necesaria para comprender el mensaje en su completa significación.

La exposición es la materia prima del periodismo, y la encontramos en notas informativas, en las entrevistas, en la crónica, en el reportaje y en los artículos de opinión que recurren a la exposición para proporcionar información importante. Esto nos lleva a la conclusión de que la exposición periodística adopta varias formas que son: resumen noticiario, definición de palabras, presentación de cifras, declaraciones de personajes importantes, señas bibliográficas, películas, entre otras de interés público.

En la exposición se manifiesta el pensamiento del reportero, de tal manera que al exponer un tema científico, literario, político o filosófico, se conocen sus puntos de vista, así como los datos necesarios para comprender el concepto que se explica.

El procedimiento expositivo atiende más a la inteligencia que a los sentimientos o emociones. La cualidad más importante en la exposición es la claridad.

6.4.2- La Descripción


La descripción pinta literalmente con palabras, seres, objetos y paisajes; es el cuadro que produce en la imaginación del lector una “impresión equivalente a la impresión sensible”. Trata de dar la ilusión de la vida.

La descripción exige al periodista una gran capacidad de observación y de objetividad: lo que se describe debe darse al lector con los detalles necesarios y sin aumentarle o restarle valor.

Al describir, casi siempre se procede por recuerdos; es difícil hacer una buena descripción de lo que se presencia en determinado momento, es un retrato, y no una copia instantánea. Martín Alonso dice: “Lo que mejor se describe no es lo que estamos presenciando, sino lo que hubimos de presenciar antes. El literato es un testigo desinteresado de la actualidad. La descripción vive y se elabora en el recuerdo, como un eco. Se describe a través de las propias emociones”.

Vayamos de la teoría a la práctica, y describamos algo sencillo: una casa, por ejemplo.

La residencia de mis primos está en el sur de la ciudad, precisamente en el Pedregal de San Francisco. Es una casa majestuosa, de dos plantas, construida en un peñasco que permite contemplar en las noches una espléndida iluminación de la ciudad.

El frente de la casa es un jardín cuidado con esmero; en él abundan las rosas rojas y las gardenias, que rodean una fuente en forma de hongo, traspasada por un puente de ladrillo.

A espaldas de la casa, se encuentra un frontón, en el que pasan mis primos horas los fines de semana.

Las habitaciones son espaciosas y cómodas; las recámaras rodean, por la parte alta, una amplia estancia, decorada con muchos muebles coloniales y bellos cuadros de pintores españoles.

Clases de Descripción. Presentaré las descripciones más aceptadas generalmente. Conviene observar qué se describe y cómo se describe.

Descripción pictórica. Lo que se describe, debe quedar grabado en la imaginación del lector. Lo descrito debe darnos el goce estético –como al pintor un paisaje- por su luz, su color y distribución. El escritor puede describir pintando paisajes; el paisaje “es una porción de terreno considerada en su aspecto artístico”. Para el escritor, paisaje es el campo, el cielo y el mar, vistos a través de su luz, su color, su grandeza, su forma, su movimiento y su vida, todo lo cual influye en el alma mediante el sentimiento. El paisaje ofrece a la contemplación, los viejos olmos, las pacientes ovejas que cruzan de líneas los montes, los arroyos limpios, la fragancia de las rosas, la nube pasajera.

Existen tres maneras de describir pictóricamente:

Plásticamente.
Comparativamente.
Mediante antítesis.

Plásticamente. Describimos plásticamente cuando llenamos de color y damos vida a lo gris e incoloro.

Ejemplo: Anotemos un párrafo gris e incoloro:

“Frente al hogar, reposa el castellano. Es hermoso y altivo, se siente feliz al verse otra vez entre los suyos, después de larga y penosa cruzada”.

Bernardo Morales de San Martín le da vida y color a ese párrafo, gris e incoloro, con las siguientes palabras:

“Frente al hogar de mármoles y bronces, reposa el castellano en alto sitial, viste blanca túnica y lleva bordada en el pecho la roja cruz de los templarios. Es hermoso y es altivo; relampaguea en sus ojos el fuego de su raza indomable y late su corazón apasionado en feliz ritmo, al verse otra vez entre los suyos, después de larga y penosa cruzada”.

Comparativamente. Describir es plasmar imágenes, y se puede plasmar recurriendo a lo semejante en dos objetos o situaciones, subrayándolo y simplificándolo. Comparo cuando afirmo: “Su vida fue como un camino sinuoso”.

Esta comparación facilita la comprensión del concepto que se tiene de la vida de un hombre; es más plástico que decir: “su vida fue cambiante.” La comparación como cualquier redacción, debe ser sencilla, clara y precisa.

Mediante Antítesis. Un concepto puede ser comprendido mediante la contraposición con otro de significado contrario. Contraponer una palabra o una frase a otra de significado contrario es utilizar la antítesis. Lo negro destaca cuando se enfrenta con lo blanco, la luz con la oscuridad, lo bueno con lo malo, lo bello con lo feo.

Descripción topográfica. La técnica de esta descripción mantiene al observador inmóvil, contemplando todo desde un ángulo de visión. Es propio del cronista que viaja describir el paisaje desde un ferrocarril, un automóvil o un avión. No consiste en una enumeración de detalles, sino en la presentación de rasgos que caracterizan un paisaje.

Descripción cinematográfica. El observador puede permanecer inmóvil y los objetos moverse a su alrededor; si éste es el caso, tendremos, al exhibirlo, una descripción cinematográfica. Es compleja; requiere movimiento, luz, color, sonido y contraste. El lector ve y oye lo que se describe, casi con sus propios ojos y oídos.

El retrato. En las descripciones, es fácil advertir que se da una dualidad: el que describe y lo que se describe: se puede describir una casa, un pueblo, una noche, una fruta, etc.

El que describe, siempre será un hombre: un objeto no puede expresarse.

Describir es expresar. Pero el hombre: “la medida de todas las cosas”, ¿no podría describirse y ser descrito? Por supuesto, si el hombre es descrito, tendremos su fotografía si se presentan rasgos físicos; si se dan rasgos morales, etopeya; si reunimos estas dos, obtendremos un retrato.

Si comentamos de un amigo lo siguiente, tendremos una fotografía física:

Su rostro es alargado, amplia su frente y sumidos sus ojos.

Este mismo amigo será descrito moralmente si decimos:

Su rostro es triste, la frente revela al pensador aislado del mundo, y sus ojos delatan al hombre que no ha encontrado la felicidad.

Su retrato resultará de combinar sus rasgos físicos con sus rasgos morales:

Su rostro alargado da la impresión de tristeza; su amplia frente revela al hombre meditabundo, y a su mirada asoma la expresión de la desgracia.

En el retrato, como en todas las descripciones, no deben presentarse demasiados detalles, sino sólo los suficientes para armonizar lo particular con lo general. La descripción no es un inventario, sino una realidad del hombre para la imaginación del hombre

6.4.3.- La narración

La narración expone sucesos humanos ajenos a la intimidad del escritor, aunque éste puede figurar asimismo en ella. La descripción es diferente de la narración; la primera insiste en el aspecto externo de los hechos, percibidos sensiblemente; la segunda cala los hechos y se adentra en los personajes, en su intimidad moral.

Se puede considerar la narración como una descripción ampliada. En la descripción puede estar ausente el ser humano; en la narración no. Si escribo que la casa de mi amigo está rodeada de un jardín, y que en la parte de atrás se encuentra una fuente en forma de hongo, estoy describiendo; pero narro si doy la descripción de la casa y relato la vida de sus moradores. Para la retórica antigua, “la narración era una de las partes en que se dividía el discurso, precisamente aquella en que se aclaraba el asunto mediante el relato de los hechos.

Escribir una carta es tarea que puede aprenderse sin dificultad alguna; pero “el talento de narrar –dice Martín Alonso- es la aplicación, el entrenamiento y la cultura del individuo. No basta tener un asunto atractivo, el entrenamiento y la cultura del individuo. No basta tener un asunto atractivo, es menester presentarlo con interés. Algunas personas son extraordinarias narradoras en la conversación; pero se les da una pluma y se turban: les falta la inscripción y no pueden escribir como hablan.

Narrar es un arte vital que está implícito en la esencia humana: todos, en distinta medida, hemos sido narradores, en más de una ocasión. En charla con los amigos, no falta el “chisme” picante que se relata y escucha con cierto “deleite sadista”, ansiamos regresar de nuestro viaje para contar a parientes y amistades las interesantes experiencias que adquirimos. Hay mujeres que están impacientes por contar las secuencias de la película que dejó una honda impresión en ellas. La abuelita relata cuentecillos hermosos a sus nietos, y los viejos de provincia gustan de sazonar la plática con sabrosas anécdotas de su pueblo natal.

Estas narraciones cotidianas son espontáneas; algunas resultan fluidas y bellas; un gran número de quienes las hacen, carecen de la más elemental instrucción. La narración es esencialmente connatural. Hay mucho que no se aprende con ella y mucho que sí se aprende. Las grandes narraciones son diferentes entre sí. Establecen reglas que sólo ellos aplican.

La narración –más que otros géneros literarios- debe ser sencilla, original y sincera; su imitación es copia sin frescura, sin vida propia. Sin embargo, difícilmente llegaremos a ser buenos narradores si no empezamos por imitar a los grandes, reconociendo que este procedimiento es provisional, es apoyo o muleta para aprender a caminar y, después, si la historia lo dispone, saltamos y corremos por sí solos en el ancho camino de la literatura.

Para que la teoría tenga aplicación práctica, se anota un trozo narrativo. En La muerte y otras sorpresas, de Mario Benedetti.

El OTRO YO

“Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos en la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando. Corriente en todo, menos en una cosa: tenía otro yo.

El otro yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su otro yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte, el otro yo era melancólico y, debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como su deseo.

Una tarde, Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó, el otro yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se insultó concienzudamente al otro yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.

Al principio, la muerte del otro yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero en seguida pensó que ahora sí podría ser íntegramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.

Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercan sus amigos. Eso le llenó de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. El muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: “Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte, tan saludable”.

El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el otro yo”.

ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN

Se consideran como principales elementos de la narración los siguientes:

Los Personajes
La acción
El ambiente

Los personajes. Toda narración se refiere a seres humanos y para que sea de calidad, es menester pintar sin exageración, pero con exactitud, a un sujeto determinado; de modo que el lector pueda representarlo fácilmente en su imaginación y no solamente en forma física, sino con su personalidad caracterizada del todo. Los grandes narradores y novelistas presentan a sus personajes (los importantes y los sencillos) en forma interesante y plenamente caracterizados.

La acción. Sin el movimiento emotivo, no se concibe una narración. Se dan antecedentes de una situación conflictiva, con los cuales basta para que se vaya desarrollando gradualmente, hasta llegar a un desenlace que completa la narración.

La acción no debe confundirse con movimiento físico o con agitación, se trata de movimiento de profundidad psicológica. El movimiento intrascendente es propio de las novelas de aventuras de poca calidad, que sólo busca amplia difusión con fines meramente comerciales.

El ambiente: Ortega y Gasset, entre otros pensadores, sostiene que el ser humano es una resultante de su ambiente, más que de la herencia. Afirma: “yo soy yo y mi circunstancia”. El ambiente conforma el escenario de los personajes: aparecemos pobres, sin casas, caminos, paisajes y aparatos. El ambiente permite al lector acercarse fácilmente a los personajes, sin brusquedad alguna. El escritor debe recoger datos verídicos para crear el ambiente de su obra; fracasaría si tratase de reconstruir situaciones y lugares que le sean desconocidos o poco conocidos.

6.4.4.- El diálogo

El hombre habla en diálogo necesariamente, a tono con las circunstancias, para comunicarse en la vida diaria con los demás seres humanos; pero gusta de reproducirlo, si es escritor, dándole fuerza expresiva en la mayor parte de los géneros literarios, particularmente en la obra teatral, la novela, la didáctica, la entrevista.

El diálogo da frescura a los personajes de una narración, permite pintarlos tal como se desenvuelven en la realidad, es la entraña misma del lenguaje. Porque el lenguaje es un leve puente de sonidos que el hombre echa por el aire para pasar de su orilla a la del semejante, para transitar de su soledad a la compañía. Porque en el diálogo, el hombre habla a su interlocutor y a sí mismo, y las mismas palabras le sirven para adentrarse en su conciencia y para entregarla a los demás”.

El diálogo debe ser: Natural y Significativo.


NATURAL. Pero no se trata de caer en un realismo indiscriminado, por apegarnos a la fidelidad de lo que se dialoga en la vida diaria, podríamos caer en el reflejo de ideas intrascendentes albergadas en formas incorrectas de lenguaje. Pero si evitamos lo intrascendente e incorrecto no debemos caer en lo artificial del rebuscamiento o amaneramiento. El personaje debe hablar a tono con su personalidad. Una sirvienta no puede utilizar los mismos conceptos y las mismas palabras que un catedrático; un político diferirá de un religioso en su expresión; un estudiante utilizará giros distintos de los de un anciano.

El siguiente es un diálogo natural tomado de Mis páginas mejores, de Carmen Laforet:

--- ¿Novedades, Vicentita?
--- ¿Se lo dijeron?
--- Gentes peninsulares en la finca, ¿no? Hermanos de don Luis.
---- Sí
---- ¿Señorita Teresa?
---- Igual
--- ¡ Si la viera ese hombre de tilde...!
--- ¡Si la viera, sí...! Pero nadita que hacer. Ni a escondidas me atrevo otra vez a meter a nadie.
--- ¿La hija no la ayuda?
--- La niña no cree en nada. Quizá cuando crezca...

Es fácil darse cuenta de que el escritor respeta la personalidad de sus personajes, cada quien actúa en su nivel.

SIGNIFICATIVO. Los diálogos de Platón son naturales, sus participantes era personas reflexivas y cultas; a la naturalidad se añadía la significación. Un diálogo significativo sin naturalidad es pesado, aburrido e indigesto.

Muchas conversaciones diarias no dicen nada. El escritor, por gusto estético y respeto al público, debe reflejar sólo aquellos diálogos que lleven alguna enseñanza al lector. Conviene afirmar que se puede ser profundo empleando un lenguaje rudimentario, y se puede ser natural encumbrándose al más depurado de los lenguajes técnicos.

6.5.- Estilo de la entrevista


Sencillez: Empleo de palabras que todos los lectores puedan entender, tomando en cuenta que en periodismo se escribe para el lector medio, sin rebuscamiento y sin tratar de “hacer literatura”.

La Concisión: Un texto periodístico ha de tender hacia la brevedad, en el sentido de la economía lingüística. Hay que expresar con el menor número de palabras la mayor cantidad de información posible. Así, no alargaremos palabras. Con el uso de la sigla. Esta no debe ser utilizada si no es realmente conocida por el público. PRI no supone ningún problema de comprensión, pero ZAS puede que sí.

Claridad: Aunque es muy propia del periodismo y debe primar en él, a veces choca con otras propiedades. Deben quedar muy claros los datos y adquirir una preferencia por un lenguaje sencillo. Se dice que el lenguaje periodístico es coloquial-culto, ya que es suficientemente claro para cualquier lector pero sin llegar a caer en lo vulgar y sin el exceso de tecnicismos. De utilizarlos se debería adjuntar una explicación.

Agilidad: El hecho o el significado del hecho en pocas palabras, las indispensables. Uso de oraciones en su forma más simple: sujeto, verbo y complemento.

Corrección: El texto ha de ser desde el punto de vista ortográfico, léxico – semántico y correcto. El adaptarse a las normas de la academia no es por normativismo puro sino porque así estaremos seguros de que el lector entenderá nuestra forma de expresarnos, llegándole a través del mismo código. Éstas son las normas que se le han enseñado. Sin embargo, estas normas académicas a veces han de ser transgredidas. Un ejemplo sería que, si el lector comprende mejor CD que “disco compacto”, aunque es lo correcto para la academia, deberíamos utilizar CD. La cuestión es saber cuando saltarse la norma y por qué.